Buenos Aires mirado por el New York Times

La sección Viajes del diario americano publicó el pasado lunes una guía rápida sobre Buenos Aires. Gustos son gustos y gestos son gestos. El ojo americano no se detiene. Y los visitantes mucho menos.
Por Mauricio Runno, Corresponsal en Buenos Aires


El pasado lunes apareció un extenso informe, elaborado por Ian Mount, en el New York Times, en la sección Viajes, bajo el título: “36 horas en Buenos Aires”. La publicación es, además de un reflejo sobre el fenómeno del turismo americano en esta ciudad, una mirada que no deja de ser curiosa. A mitad de camino entre el viajero y el turista, el artículo de Mount da cuenta de algunos lugares que, por lo general, son secretos entre porteños, o peor aún, desconocidos para muchos de los que a diario trajinan la capital del país.

La nota comienza con una referencia poco representativa, dicha por el actor argentino Fernando Lamas, que hace años que no está aquí. “Es mejor parecer bien que sentirse bien”, se cita. Y en ese contexto es que el cronista habla de la tan mentada crisis argentina de 2002, que “debilitó la economía argentina, pero esto también hizo de Buenos Aires, la cara capital cosmopolita, un destino atractivo y económico de repente”. Y analiza la ciudad: “está siendo estimulada por una afluencia de turistas y expatriados”. Destaca la vida nocturna y también los altos niveles de consumo.
Las 36 horas propuestas para pasar por Buenos Aires y no morir en el intento de caer en cualquier lugar se dividen en doce secciones, con sus respectivos horarios. Al fin son americanos y planifican lo que aquí parece ser cosa de otro mundo. Todo empieza el viernes, a las dos de la tarde (“Ciudad subterránea"). Se trata de llegar al Zanjón de Granados, en pleno San Telmo, e ingresar a una mansión con 175 años de historia, que conduce a un entramado subterráneo y laberíntico de la ciudad, mediante túneles y verdaderas calles bajo tierra. Dos horas más tarde, y en el mismo barrio, la etapa 2 ("Helado y arte"). De San Telmo se dice que es el distrito del adoquín. Y allí se recomienda los helados de Nonna Bianca y un recorrido por las galerías de arte Wussmann y Apetite.
Las 21,30 es la hora de la cena, y se hace hincapié que “más de un tercio de la población del país es descendencia italiana”. De allí la sección "Little Italy" y el traslado al Bar Guido, ya en Palermo (República de la India 2800). Dos horas más tarde llega el “Play it again, Carlos”, juzgado como el padrino del tango nacional. Ahora hay que llegarse hasta Almagro, según el Times, al "Bar 12 de Octubre", donde la música en vivo es aquella que nació en los arrabales de la ciudad. Se recomienda llegar temprano para encontrar un buen lugar para el show. No lo dice el artículo, pero una de las particularidades del reducto es que, en primer lugar, era uno de los preferidos del maestro Osvaldo Pugliese, la segunda peculiaridad es que allí hay un dibujo de Domingo Sarmiento pintado por su nieta, Eugenia Belin. Y nos vamos a dormir, según el cronograma.
El sábado empieza a las 11, con la llamada “Cultura del café”. Y se nombra a Jorge Luis Borges como habitué del "Tortoni", aunque se pondera el esplendor y la magnificencia de "Las Violetas" (Avenida Rivadavia al 3800). Aquí el cronista se refiere a la belle epoque argentina y a estos cafés como muestras inequívocas de una etapa del país. El periplo sugerido continúa en Recoleta, en su cementerio. Además de la mención a la tumba de Eva Perón y de varios ex presidentes y científicos patrios, “los toques de luz incluyen la tumba de Luis Ángel Firpo, un peso pesado argentino que una vez golpeó a Jack Dempsey”.
El turista que leyó este artículo, luego, se encamina nuevamente a Palermo, para llegar al Hipódromo Argentino. Se destaca que funciona desde 1876, así como su tribuna del francés neoclásico. Se indica como punto ameno la Confitería. Y también el césped florido de la pista. La próxima actividad es llegarse hasta el MALBA (Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires), al que “se considera que tiene una de las colecciones de arte latinoamericanas más finas en el mundo” (Frida Kahlo, Xul Solar, Diego Rivera y Guillermo Kuitca). Y ya en la zona, el viajero se aproxima al Museo Renault, en donde sirven “uno de los mejores martinis de la ciudad y una de las nuevas tendencias más extrañas de la ciudad: barras de coches de marca: Audi, Ferrari, Maserati y Mini Cooper ha abierto su propios “boîtes” en las cercanías”.
Tanto paseo abre el apetito. Y así se inicia el capítulo 9 (“Carne, carne y más carne”). Y la dirección es “el amigable barrio de compras, Palermo Soho”. Allí se encuentra "La Cabrera", “con los filetes asombrosos de Argentina”. Se menciona al cheff Gastón Rivera, quien ideó acompañamientos infrecuentes para el paladar extranjero: calabaza triturada con pasas, puré de remolacha y cebollas en perlas al horno en vino tinto. “Llegue temprano para aprovechar el champagne libre en la acera” mientras espera su ubicación, "y se deleita con el tango electrónico”. También destaca “la muchedumbre hermosa de vecinos que ponen motor y visitantes de moda”. Luego de la cena, y si el cuerpo resiste, hay que ir a bailar a "Niceto Club", mientras que otra alternativa, más tempranera, es "Mundo Bizarro". Para otros clubes “hot”, la nota recomienda la consulta de dos sitios: WhatsUpBuenosAires.com y BuenosAliens.com.
Y ya es domingo. ¡Cómo pasa el tiempo! Pero no hay que rendirse. Y la actividad física debe mantenerse luego de esta guía. Es tiempo de visitar el Parque Tres de Febrero, más conocido como los bosques de Palermo. El autor aporta una muy interesante cifra: hay cerca de 12 mil rosas en esa superficie, además de la posibilidad de visitar el Planetario. El desayuno es también almuerzo, afirma Mount, como curiosidad sociológica. Y el almuerzo es cena. La conclusión se debe a los horarios cambiados de los porteños. Más allá de esta particularidad, se sugiere almorzar en "Olsen", enclave nórdico de Palermo, con la mayor variedad de vodkas de todo el mundo. “Los platos incluyen el arenque y el salmón ahumado con bondiola argentina (filete de carne de cerdo)”.
Después es tiempo de volver a casa, tras 36 horas en la última capital del continente al sur, misterio que, milagros de la economía, está siendo más visitado que develado. Como último dato, se debe agregar que Mendoza, como destino turístico, apareció por última vez en esta más que influyente sección de uno de los diarios más prestigiosos del mundo, el 10 de diciembre de 2006. El título de la nota fue: “En Mendoza, Napa Valley encuentra el Lejano Oeste”. Una fotografía del enólogo Walter Bressia acompañó el informe, representando a los mil winemakers de la región.

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