Argentina-Brasil, crónicas del clásico





Es el clásico histórico y mundial de un deporte que no deja de superar a propios y extraños, ante tanto nivel de penetración. Cuando se enfrentan en un campo de juego, argentinos y brasileros, el mundo asiste a un espectáculo de enorme honestidad deportiva. Nadie, o cada vez menos, deja pasar ese partido. Y la novela previa acerca de la autorización del Barcelona para liberar a Lionel Messi amenazó con convertirse en, casi casi, asunto de Estado.

El del martes pasado, con el telón de los juegos olímpicos, tampoco fue un partido que pasó desapercibido. Intentaré una crónica, a propósito de una serie de comentarios de varios amigos y conocidos brasileros, tan apasionados y seguidores del fútbol como cualquiera de nosotros aquí. Porque, si hay algo que está claro, es que la pasión del fútbol es intensa, trágica y exuberante en ambos países por igual.

Minutos antes de terminar el partido, y cuando el 3 a 0 parecía ser un resultado histórico, como finalmente lo fue, Luca Rischbieter me mandó un mail, diciendo: “Sensacional ouvir o Galvão Bueno narrando o massacre!” (“Sensacional oír a Galvan Bueno narrando la masacre”). Luca es pedagogo y un gran pensador de nuevas técnicas de enseñanza. Viaja por todo Brasil dando conferencias sobre métodos educativos y si fuera más ambicioso escribiría más libros, aunque tiene algunos ya publicados. Galván Bueno es el relator de fútbol más famoso de Brasil, una especie de Marcelo Araujo, con más años, y un nacionalista exagerado, casi insoportable, como en las mejores épocas de Araujo. Luca se burlaba de él y por su correo entendí que si Galván Bueno hablaba de masacre por televisión, la cosa sería dramática para ellos.

Le contesté con otra ironía, lo más sutil que encontré para atenuar el efecto de la derrota. Le respondí de inmediato: “Mascherano es brasilero”. La respuesta de Luca desde Curitiba también fue inmediata: “Amanheci com os 2 ciclistas argentinos ganhando o ouro!”. Justo en ese momento el partido terminó. Todo era fiesta aquí, e incluso en el programa que continuó al partido, “Estudio Fútbol”, la cortina del programa se había cambiado por un cuarteto, que alentaba al Kun Agüero. Todos hacían cálculos sobre el último partido que se le había ganado a Brasil y nadie conseguía ponerse de acuerdo. En eso llega otro correo electrónico. Era de la gran dibujante Cecilia Murgel, paulista típica, mujer de grandes ciudades. No entiende mucho de fútbol, como el 97 % de las mujeres del mundo, y aún así me mandó el link del portal Lancenet, de los mejores de deportes de Brasil, que titulaba el partido con esa rabia que surge de las derrotas. Y Cecilia escribió: “Diossssss. ¿Ustedes tenían que hacernos esto?”. Creo que ella es agnóstica, o atea. La referencia a Dios me sorprendió aún más, lo confieso. Pueden conocerla (http://www.ceciliamurgel.blogspot.com/).

No fue la única mujer. Desde Río de Janeiro, y ya en la tarde, Augusta Avalle, garota de Letras, fascinada por Evo Morales, me dejó un mensaje. “Felicitaciones por la victoria”, empezó. Y de pronto quise explicarle que yo no había jugado, que no había sido llamado, aunque me hubiera gustado conocer de China alguna parte de la muralla, y la Ciudad Prohibida, claro. Sigue el mensaje de Augusta: “¿Habrá fiestita en la casa de Messi, con todo liberado?”. Ustedes saben como son los cariocas: hacen de todo por una excusa para festejar.

Los diarios argentinos, mientras tanto, desbordaban en fotografías, títulos, declaraciones. Hablé con cuatro personas por teléfono y todos me decían que estaban contentos. Preguntaba, medio ingenuo, la razón de la alegría. Y todos ellos me decían que era por el partido. Uno hasta me invitó a un asado, para mañana, para ver la final contra Nigeria. Cuando ya anochecía, otro gran colega de Curitiba, frenético lector y cada vez menos secreto escritor, Rodrigo Jardim, envió un correo, inteligente y entretenido, como es su costumbre: “Medios argentinos conmemoran 15 minutos antes del fin”. El artículo era un link que había publicado el portal terramagazine.

Así, entonces, me entere del comportamiento de varios diarios, entre ellos Clarín y Olé, acerca de sus actualizaciones digitales en tiempo real, lo que resultó un excelente trabajo de investigación periodística. Hacia el final, el artículo informaba: “Los mejores resultados de Brasil en olimpíadas fuero las medallas de plata en Los Angeles 1984 y Seul 1988, y la de bronce en Atlanta 1996. Brasil todavía tiene chances de luchar por la medalla de bronce en el partido contra Bélgica. La única competición importante que falta en la sala de trofeos de la selección brasilera tendrá que esperar, como mínimo, otros 4 años”.

En el mediodía de ayer, mientras escribía esta crónica, Gustavo de Almeida, periodista de “O Dia”, y colaborador de la versión brasilera de la revista “Rolling Stones”, me contó: “Argentina tiene a Mascherano, que juega mucho, y a Messi. La generación es excelente. Y Riquelme es el mejor medio atacante en actividad de todo el mundo”.

La alegría no es sólo brasilera, Charly. Y otra vez tenés razón García.




Comentarios

Cecília Murgel ha dicho que…
Deuuuuuuuuuuuuuusss..Maurício, vc me colocou mesmo em Crônicas de um Clássico!....adorei isto, Bjs
Anónimo ha dicho que…
Lindo,me hiciste reir con tu respuesta a la felicitación de Agusta.Yo tambien me pregunto porque me felicitan cdo gana el tomba!! besos.

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