"Los sindicatos están para dar calidad de vida a los trabajadores"
Entrevista con Guillermo Pereyra, diputado nacional y sindicalista
Sin ellos, el capitalismo sería despótico o monárquico (o las dos cosas, si uno viviera en Malasia). Quizá, sin ellos, el país de mayor tradición comunista en la historia del planeta, como China, no podría haber organizado los actuales Juegos Olímpicos. Lo cierto es que los sindicatos ocupan un lugar que aún la sociedad argentina no termina de configurar en su estructura ideal. No pocos han estudiado el asunto, claro. Y si hay una conclusión general es que no se puede organizar una sociedad prescindiendo de los sindicatos, agrupaciones de intereses más que comunes, siempre cruciales a la hora de definir la fuerza productiva de un estado, región o ciudad.
Mendoza, en donde nadie parece ser un trabajador sindicalizado (casi el sueño ultra-revolucionario de Bakunin), luego de dos décadas, tiene un representante sindical en la nómina de legisladores nacionales: Guillermo Pereyra, secretario general del CEC. "Un inútil no he demostrado ser en la gestión del CEC, porque sino no me hubieran elegido ni ratificado. Y tampoco seré un inútil como diputado nacional, en la medida que vaya aprendiendo cuál es la tarea y que vaya siendo consecuente con mis ideas: buscar consensos para que se solucionen los problemas de los trabajadores", dice el legislador, mientras el día del Niño se diluye por las calles del centro de la ciudad. Tal vez por eso remarca un hecho reciente: en la reunión que mantuvo la presidenta Fernández, junto al Jefe de Gabinete, con el gobernador Jaque y otros varios funcionarios y legisladores, en la visita presidencial, tanto Cristina Fernández como Sergio Massa abrieron la reunión felicitando al diputado por su intervención en el debate sobre las retenciones en la Cámara baja.
En esta entrevista Pereyra realiza un análisis de su trabajo, habla sobre algunos hitos de su gestión gremial, revela su decisión para acompañar a Jaque en el Parlamento y cuenta cómo conoce al vicepresidente Cobos. Si alguien debiera estudiar al sindicalismo, el testimonio de Pereyra seguramente aportaría nuevas visiones, críticas y hasta ideales, lo que, viendo la realidad, hasta parece una gesta. Una aclaración para estos tiempos virulentos: respetar un ideal no es militarlo: alcanza con oír, ya que sólo escuchando se puede hablar.
- He estado leyendo acerca de sus actividades en el Parlamento y también sobre sus gestiones al frente del CEC. Es un hombre preocupado por el deporte. Incluso preside esta Comisión en Diputados.
- Más que preocupado por el deporte yo estoy preocupado por los trabajadores. Luego de más de veinte años Mendoza tiene un legislador nacional, representante del sector de los trabajadores. Antes de militar en política he tenido una trayectoria en el terreno sindical. Por lo tanto, que sea presidente de esa comisión, es una situación coyuntural. Lo mío siempre ha sido velar y verificar las condiciones laborales y, desde el sindicalismo, pensar y ejecutar qué beneficios se pueden dar a los trabajadores.
- ¿Qué sindicato encontró cuando asumió en el CEC?
- Hace diez años tenía una deuda de seis millones y medio de pesos, producto de diversos desfasajes.
- ¡Dos millones de dólares!
- Sí. Una suma importante. Y sin contar el desprestigio ante la sociedad, ya que anteriormente había un sindicalismo que no se preocupaba, no sólo por la defensa de los trabajadores, sino que también mal administraba los aportes que hacían los trabajadores: doble culpa. Hace diez, doce años atrás, hablar del CEC era hablar de malversaciones, todas cuestiones ligadas a lo penal.
- ¿Fue Cassia el último legislador nacional de extracción sindical?
- Sí, fue el Coco Cassia. Y hace más de veinte años. Creo que la ausencia se explica porque luego de él ningún sindicalista salió a ocupar los espacios. Porque, además, se acabó aquello del 33 % de representación gremial, como lo era en el Partido Justicialista, por aquello de que el movimiento obrero era la columna vertebral. Ahora, si no se da pelea en los cargos nadie regala nada.Lo ocupan otros. Lo ocupan los demás, sí. Nosotros nos planteamos una gestión sindical con varios objetivos. Uno de ellos era pagar nuestras deudas con los afiliados y también con la sociedad. Aquí no se pagaron los aportes previsiones ni de los mismos trabajadores del CEC. Un contrasentido. Esto se debe manejar como una empresa, ya que tiene gastos fijos, empleados y un gran número de servicios que prestar. La diferencia es que mientras las empresas venden, nosotros prestamos servicios.
- ¿Qué servicios?
- Recreación, turismo, salud y defensa de los trabajadores. Nos costó mucho esfuerzo y sacrificio salir de ese endeudamiento. Y cuando salimos comenzamos a hacer obras. Porque nosotros somos el sindicato de Comercio, pero también de servicios. Y comenzamos por la salud, contratando médicos, a la par de Osecac. También refuncionalizamos nuestro edificio y a hoy tenemos nuestros propios consultorios, con cuarenta profesionales para la atención. Y los policonsultorios donde tenemos guardias, incluso pediátricas. Y a partir de esto no hay esperas para la atención del trabajador.
- Por lo general, se entiende que los sindicatos deben ocuparse estrictamente de lo salarial.
- Los sindicatos están para dar calidad de vida a los trabajadores. Y eso se hace peleando un salario pero también otorgándoles una serie de beneficios, a los que el trabajador no puede llegar. El que tiene una obra social que funcione, como Osecac, puede dar testimonio. Así como quienes pueden contratar turismo a precios de costo para vacacionar. Y además es bueno aclarar, que en nuestro caso, la discusión salarial, no está en nuestras manos. Somos un gremio nacional y es la federación la que firma los convenios colectivos junto con la Cámara Argentina de Comercio, la Asociación de Supermercados o la Cámara de la Indumentaria. Yo no puedo ir a discutir salarios con Carrefour o con Disco porque estoy inhabilitado legalmente, y ellos también. Por eso nuestra mayor actividad es la prestación de servicios.
- Pocas personas conocen la experiencia de la Tecnicatura en Higiene y Seguridad Laboral que ustedes han propulsado. ¿Puede contarnos de qué se trata?
- Eso lo empezamos en 1999. Hoy es la carrera que más alumnos tiene en Mendoza, tanto la tecnicatura como la licenciatura. Y en 2002 hicimos un convenio con la Universidad Tecnológica Nacional, cuando el rector era el vicepresidente Julio Cobos, por lo cual es la única carrera que se cursa dentro de una organización sindical y el título lo otorga la UTN. Actualmente tenemos 800 alumnos, cursando en dos pisos del edificio, y otros 150 más haciendo los dos últimos años de la licenciatura en la UTN.
- Es una salida laboral extraordinaria.
- Extraordinaria, sí.
- Entre lo más extraordinario es que también haya trabajado con Julio Cobos.
- Yo tengo cierta relación con Cobos. Una de las hijas de él, Virginia, es muy amiga de una de mis hijas, Romina. Han estudiado juntas y son hasta ahora, al día de hoy, muy amigas. Más allá de las diferencias ideológicas que pueda tener, mi hija es muy amiga, de ir la casa, de venir a la nuestra. Son muy amigas, y al margen de esta situación en la que puedan estar los padres. Y por esa amistad que tengo con Cobos firmamos un convenio muy exitoso, como éste. Se han recibido más de ciento ochenta profesionales. Y esos licenciados en higiene y seguridad industrial, que nacieron del sindicato, hoy trabajan en las minas de Veladero, en San Juan, otros en Repsol YPF, Pescarmona, muchos se han ido con empresas petroleras a Neuquén y Comodoro Rivadavia. Incluso varios también están con empresas mineras en Catamarca. Muchos de estos profesionales han sido, antes, empleados de supermercados o trabajadores de servicios. Todo esto lo hemos hecho sin recibir subsidios ni del Estado, el ministerio de Trabajo y menos del sector privado, que está prohibido por nuestros estatutos. Son fondos genuinos de nuestro sindicato lo que permite subsidiar esta carrera.
- Cuando cuenta estas acciones aparece el sindicalismo que la sociedad reclama. ¿Coincide?
- Coincido, claro. Y tengo una satisfacción: cuando hablamos con Celso Jaque, el me dijo: "Quiero un legislador que conozca el tema laboral. Te quiero en la lista". Estoy hablando de principios de 2007. ¿Qué hice luego de la reunión? Me reuní con los compañeros, para discutir el ofrecimiento. Y pensamos que no podía, desde el peronismo, ser una mochila para un candidato a gobernador.
- No alcanzo a entender.
- Imaginamos lo siguiente: el día que saliese un pasacalle con mi nombre, frente a un supermercado, o cualquier comercio, y si los empleados de comercio no estaban conformes con mi tarea en el sindicato, eso era una mochila para quien iba como candidato a gobernador.
- Finalmente, ¿cómo integró la lista de Jaque?
- Hicimos una encuesta en Mendoza, que la hizo Santiago Alé. Allí dio que el 83 % de los consultados aprobaba las tareas que veníamos haciendo en el CEC. Recién ahí contesté: "Sí, Celso, contá conmigo. Y vamos con mi grupo político, Propuestas para el Cambio". Así es que llegamos a ocupar este espacio, que, creo, nos pertenece, ya que, el espacio que no se pelea, se pierde. Esta sociedad a veces piensa que los trabajadores, el movimiento de ellos, es algo abstracto. Y para mí es algo muy concreto: también son los médicos, los profesionales, los periodistas, los choferes de micros.
- Los que trabajan.
- Sí. Pero hay gente que uno le habla de los trabajadores y te miran diciendo: "¿Y quiénes son?". Trabajadores somos todos. Si los problemas de la sociedad, en la que estamos instalados los trabajadores, precisa de soluciones, nosotros también somos parte de esas soluciones. Y con este fin fuimos a ocupar nuestro espacio político. Y participamos en este terreno porque hemos llegado a un techo. Porque podemos tener una carrera laboral con muy buena inserción y hacer varias cosas, pero una tarea que es indispensable avanzar es en la fiscalización laboral, ya que los gremios no tenemos esa herramienta.
- Acaba de tocar un clamor popular que se resumiría así: "El gremio no hace nada".
- Ese poder de policía está fuera de los sindicatos. En el 76 pasó al ministerio de Trabajo. Y desde 1992, con el Pacto Federal del Trabajo, pasó a manos de las provincias. Y esta es la situación: cada provincia tiene a su cargo la fiscalización laboral. Nosotros tenemos la Subsecretaría de Trabajo. Y en estos años, por una decisión política, esta oficina no cumplía la injerencia para la que fue creada, ya que no se ha hecho la fiscalización y control.
- ¿Por qué dice que no ha habido decisión política?
- Porque no tenía los inspectores correspondientes, no había personal de inspección en Higiene y Seguridad, no tiene vehículos propios, no tiene estructura. En una palabra, no tiene nada. Tal es así que tuve una pelea muy fuerte y debo ser el único dirigente gremial del peronismo que hizo echar a un funcionario de Cobos. Me refiero a la que era subsecretaria de Trabajo, Sandra Varela. En 2003 hice una presentación ante el fiscal de Estado, y luego se pidió la remoción de la funcionaria, además de iniciarle sumario administrativo, por incumplimiento de los deberes. ¡Cajoneaba los expedientes! Entonces cuando uno tiene a una empresa, que no cumple con la legislación laboral, pero que además ve que las inspecciones no se cumplen, les sale más fácil seguir por ese camino que solucionar los problemas.
- ¿Está diciendo que es más fácil sobornar a dos o tres que cambiar el sistema?
- Exactamente.
- ¿Se podrá ajustar los controles de inspección, entonces, un buen día?
-Es un tema difícil. Cuando asumió Tomada hubo un intento para que las provincias delegasen en la Nación ese poder de policía. Ante eso se dictó una resolución en la que está permitido verificar las empresas para controlar la inscripción laboral, determinar el empleo en negro y controlar con inspectores de la AFIP. Ahora, la aplicación de los convenios colectivos, siguen en manos de las provincias.
- Supongo que con usted en el Parlamento se podrá avanzar en este terreno.
- Cuando llegamos a esto, que es la diputación nacional, te das cuenta que no es tan fácil imponer cosas (risas).
- Era más lindo echar la culpa a los otros.
- (Ríe) Es así. Además no me siento bien con el cargo de diputado nacional. Estoy acostumbrado a estar toda mi vida haciendo cosas, gestionando, organizando, solucionando problemas. Pero tenemos que seguir, ya que perforamos esa barrera. Y todavía no me "siento" en esta tarea. Puede ser que sea un novato, que apenas llevo seis meses, todo lo que quieran, pero no estoy acostumbrado. Es otro tipo de trabajo. Además, que esa tarea aún no me "sienta" bien no quiere decir que no intente hacerla bien todos los días. Y cuando termine el período seguramente se hará un balance. Allí los empleados de comercio, que fueron los que me apoyaron, tanto en la interna como en la general, dirán si fui un inútil, un nabo, fuiste igual que los otros o trabajaste muy bien. En el Congreso hay que estar en discusiones, escuchar opiniones, pasarse tres, cuatro horas, en una reunión de comisión, sólo para escuchar las opiniones de los legisladores. Y nos tenemos que poner de acuerdo entre diez, doce personas. Y te cuesta, te cuesta (repite). Porque para aprobar un proyecto tenes que consensuarlo con el resto, ya que sino no tiene sentido llevar un proyecto. Hay muchos colegas tuyos que dicen: "Este diputado presentó cuarenta proyectos. Este otro diez. Y éste ninguno. Es vago". Y no se trata de la cantidad de proyectos, por lo menos en mi opinión, sino aquellos que puedan tener una viabilidad de convertirse en ley. Si es por escribir puedo presentar un proyecto una vez por semana. Pero yo creo que el proyecto tiene que estar fundamentado, tener consenso, haber sido estudiado.
- ¿Cuáles son los suyos en estos seis meses?
- Llevo dos de mi autoría. El primero tiene que ver con algo que les había prometido a los trabajadores de los supermercados: limitar la cantidad de part-time que emplean estas empresas. Estos empleos nacen en la década del 90, cuando se desregula la economía. Y las empresas debían utilizarlos los fines de semana con los estudiantes. De ese modo se generaban empleos que ayudaban a personas en su primer empleo, y al resto de personal le permitía descansar. Eso, con el tiempo, se fue prostituyendo. Y ahora la modalidad part-time tampoco tiene un tope. Hay empresas en Mendoza que tienen el 80 % de su personal en estas condiciones. Y esto sucede porque no hay una ley que regule. Otro proyecto que presenté es la reglamentación del trabajo de los instructores de esquí.
- El resto de su labor legislativa se puede consultar por Internet. Déjeme preguntarle el motivo de la reunión que tuvo con Julio Grondona, hace unos meses. Grondona, se sabe, no suele recibir a legisladores tan fácilmente.
- Nos reunimos con él porque teníamos interés en conocer la actitud de la AFA frente a los hechos de violencia que se suceden en espectáculos deportivos, y qué está haciendo para mitigar este problema. Así nos enteramos que hay un proyecto, junto a la UTN, para controlar el ingreso a las canchas de los simpatizantes con molinetes especiales.
- El mismo sistema que anunció Independiente Rivadavia.
- Donde cada hincha colocará su impresión digital para acceder a los estadios. Ese sistema permite saber al momento si la persona tiene prontuario, denuncias, procesos, etc. Grondona dijo que es similar al que tiene el Real Madrid en su cancha. Yo no conozco el Real Madrid, tampoco conozco España. También le preguntamos cuál era su relación con el Estado. Y nos respondió que era muy buena, que trabajaba con la Secretaría de Deportes. Y anunció que están por terminar un nuevo laboratorio para controlar el doping, que será el mayor de Sudamérica. Nos dijo que sólo en Argentina se obtienen tres mil muestras anuales, mientras que en Colombia, por ejemplo, llegan a setecientas.
- Otro dato innovador que surge de su trabajo es la conformación de un equipo del CEC, con actuación en la Liga, y ya reconocido por AFA como institución deportiva.
Armamos un equipo de fútbol. Es el primer sindicato en Sudamérica que tiene un equipo propio, compuesto por trabajadores. En 2003 nos afiliamos a la Liga Mendocina de Fútbol cumplimos todos los requisitos que nos pidieron, que también lo pide el Consejo Federal, por lo que también estamos afiliados a la AFA. No hay antecedentes que un sindicato haya hecho algo similar. Y durante los dos primeros años el equipo de primera estaba formado exclusivamente por empleados de Comercio: trabajadores de Atomo, Super Vea, Segal, CyA, Jugueterías Marilú.
- ¿Gozaban de algún privilegio para entrenar? ¿Permisos u horarios especiales?
- No. Hicieron un esfuerzo épico. Venían acá, a las dos de la tarde, donde dejaban el auto o la bicicleta, y desde acá se los llevaba al camping. Cuando terminaban el entrenamiento almorzaban y a las cinco de la tarde volvían a sus trabajos. El primer año que participamos llegamos a la final de la Primera B. Jugamos contra Centro Deportivo Rivadavia. Perdimos. Al año siguiente competimos con el mismo equipo y quedamos entre los cuatro mejores. Cuando ganamos el ascenso a la A, ya que salimos campeones, decidimos que por la responsabilidad y por una situación deportiva en la que no queríamos ser partenaire de ningún equipo, vinieron tres o cuatro jugadores de otros clubes. Y hay dos particularidades que ningún otro club lo practica: nosotros le damos a cada jugador sus botines cuando empieza cada campeonato y no le cobramos nada a ningún jugador de las divisiones inferiores.
- Los torneos mercantiles fueron, en su momento, grandes animadores del fútbol en Mendoza. Desde la década del 60 hay registros, incluso algunos llegaban a los clubes más desarrollados gracias a esa vidriera.
- Es que los mismos empleados nos pedían volver con esto. Por eso decidimos organizar la actividad futbolística. También es cierto que cumplimos una misión encarando este proyecto. Y además por lo histórico, ya que el famoso campeonato mercantil se comenzó a jugar en Mendoza hace 46, 47 años. Y muchos de los que participaron y participan de esos torneos nos pidieron que volviéramos a formar un buen equipo.
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