El genocida Ricardo Cavallo y sus vínculos con el rey Juan Carlos, diario Los Andes y la pura y casta Mendoza


El Rey Juan Carlos realizó gestiones por el genocida argentino Ricardo Miguel Cavallo, quien tuvo actuación pública en Mendoza antes de ser descubierto por la justicia como uno de los genocidas de la última dictadura militar. Cavallo ha vuelto a ser noticia, la semana pasada, al recibir condena perpetua por aquellos crímenes. Entre 2003 y 2008, durmió en cárceles españolas.

Se supo en las últimas horas que el monarca español escribió al ministerio de Justicia una misiva de halagos a la impunidad de los franquistas y comparaba los métodos de Videla en Argentina con los utilizado en la lucha contra ETA.


Ricardo Cavallo se tomó con tranquilidad el final de la dictadura y el regreso a la democracia. La justicia lo atravesó recién en agosto de 2000, al ser  detenido en México a raíz de un pedido de extradición que había formulado el juez Baltasar Garzón, quien por entonces investigaba los crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen argentino. Años antes había estado en Mendoza (ver más adelante)

En septiembre de 2003, el padre del genocida, envió una carta a la Casa Real en Madrid dirigida al Rey "para implorarle que hiciera gestiones a favor de su hijo". Fue despachada desde Punta Alta, en la Provincia de Buenos Aires, en la que vivía y vive la familia del genocida. Oscar Antonio Cavallo le escribió a Juan Carlos: “Usted como estadista sabrá entender y su pueblo sabrá comprender que lo pasado en mi país en ese período no fue culpa de un hombre. Fue un proceso derivado de políticas instauradas para la región desde usinas instaladas en Centro América”.

Cerró la epístola advirtiendo de su paso por Madrid entre el 21 y el 29 de septiembre de 2003. “Seguramente el señor que le entregue la presente conocerá mi lugar de alojamiento”, añadió. Justamente este detalle abre preguntas acerca del tipo de relación de los Cavallo con la familia real española. Alguien se encargó de entregarla de manera más que personal.

Según la investigación de publico.es la Casa Real evitó desechar la correspondencia o archivarla. Al revés: la institución la reenvió al ministerio de Justicia y tres meses después se la trasladó al juzgado de Garzón. Sin embargo, nada impidió que el genocida siguiera preso en España, hasta el 30 de marzo de 2008, cuando fue enviado a Argentina para ser juzgado.

La condena a cadena perpetua que acaba de dictarse la semana pasada contra Cavallo obliga a revisar su paso por Mendoza, ya que en esta ciudad tuvo acceso a negocios y relaciones de las que conviene no olvidarse.


Mendoza era una fiesta para el genocida

Fueron cuatro años inolvidables los que vivió Ricardo Miguel Cavallo en Mendoza, en el centro de negocios sospechosos, gracias a sus influencias y contactos con funcionarios y empresarios locales. De algún modo seguía torturando a personas o, mejor, a sus bolsillos, con la complicidad oficial y la protección mediática.

En esos cuatro años ofició como gerente general de la empresa que obtuvo la concesión privada para el otorgamiento de licencias de conducir en todo el territorio provincial. Su diferencial era que los suyos se integraban a un sistema  inteligente.

Luis María Casero, viejo conocido y socio de varios
negocios del represor condenado a cadena perpetua
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Arribó a Mendoza a fines de 1994, cuando la empresa que representaba, Talsud SA, con casa central en Buenos Aires, se interesó por la licitación de un suculento negocio: la gestión privada de las pruebas de conducción y otorgamiento de la licencias a unos 400 mendocinos por día. Y aunque esa facultad siempre había estado en manos del estado provincial, el entonces gobernador Rodolfo Gabrielli aprobó la concesión del servicio a manos privadas con una cláusula contractual: la mitad de la recaudación quedaría en las arcas estatales. 

El  negocio en Mendoza generaba 3 millones de dólares por año, pero, con el tiempo y con la expansión en la Argentina de Menem y en la México del PRI, esa cifra alcanzó los 300 millones de dólares. Sus socios en Mendoza vivían la euforia (ver más adelante)


Qué fue Talsud SA y cómo se hizo tan próspera

En los 90 Víctor Taiariol se retiró de la dirección ejecutiva de la Banca Nazionale del Lavoro, una entidad con estrecha vinculación con la administración Menem. Y emprendió un nuevo rumbo reflotando una empresa que había fundado con su hermano Arturo. Allí irrumpe Ricardo Miguel Cavallo, quien se presentó con un contrato de Gemplus, la empresa francesa líder mundial en fabricación de microchips para tarjetas inteligentes.

Cavallo haría de puente ante Taiariol de Guillermo Mazaira y Osvaldo Vilas Figallo, dueños de Seal Lock Identification, con los cuales serían socios en su proyecto en Mendoza. Seal Lock Identification representaba en Argentina a la norteamericana Opsec Advantage, fabricantes de sellos de seguridad para plastificar documentos, incluyendo la visa de los pasaportes estadounidenses.

Mendoza, entre genocidas y estafadores,
libro clave para entender los días
cuyanos del criminal
Una mujer produjo el "milagro de la prosperidad" en Mendoza, quien luego se sabría era amante y más tarde la propia mujer del genocida. Se trató de la funcionaria del Ministerio de Gobierno, Mabel Peralta, que firmó la aprobación de la licitación, así como el resto de autorizaciones que permitieron que la empresa se quedara con un negocio suculento.

El contrato se firmó en 1995. No habían pasado 12 meses desde la llegada de Cavallo a Talsud. Con el tiempo hicieron lo mismo en La Rioja, El Salvador y, finalmente, en México, un negocio de más de 300 millones de dólares. Y siempre con los mismos proveedores: Gemplus y Seal Lock/Advantage.

En Mendoza, Talsud SA recurrió a dos socios para la conformación de la UTE: Seal Lock Identification (que lo nombró a Cavallo su apoderado) y la mendocina Shehuen. Las razones de esta alianza necesaria las aporta José Vales en su libro "Ricardo Cavallo, genocidio y corrupción en América Latina". Un fragmento sobre la participación de José María Casero en el negociado:



Ricardo Cavallo facturó, con base operativa en Mendoza, varios millones. Y tuvo que despedirse de la tierra del sol y del buen vino cuando enfrentó la sospecha de Shehuen, que, en 1999, lo demandó en los tribunales provinciales por presunto fraude y malversación de fondos. 

La fascinación de la empleada pública frente al inventor de la Coca Cola: así la conquistó el genocida a la funcionaria pueblerina del Ministerio de Gobierno.






Cavallo vivió en un departamento de calle 9 de Julio, en el  Barrio Bombal, y se divorció y se unió en pareja con la contadora del ministerio de Gobierno, Mabel Peralta, con la que tuvo un hijo. Cuando se marcharon de Cuyo fueron los tres a México. Nadie esperaba que allí se hiciera justicia, 17 años después de la caída de la dictadura.


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