Borges en Egipto
“A unos trescientos o cuatrocientos metros de la Pirámide me incliné, tomé un puñado de arena, lo dejé caer silenciosamente un poco más lejos y dije en voz baja: ‘Estoy modificando el Sahara’. El hecho era mínimo, pero las no ingeniosas palabras eran exactas, y pensé que había sido necesaria toda mi vida para decirlas”.
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