Economía verde, motor para la economía y el New Deal del siglo


El economista Claudio Frischtak presentó esta semana los siguientes datos: "Brasil es una potencia en recursos naturales. Tiene el 13% de la biodiversidad del planeta y el 20% de los recursos hídricos". Y desplegó una teoría sobre la economía verde, proceso que a su criterio, Brasil debe protagonizar en los próximos años. "Sólo vamos a concretar ese potencial si transitamos hacia la economia verde", aseguró.
Estas ideas fueron las conclusiones de un encuentro previo a la llamada Conferência Rio+20, que se realizará el año que viene. Es el mayor foro sobre economía sustentable en todo el mundo. Y nadie discute que será una oportunidad para discutir los alcances de la "economía verde". Para los analistas brasileros, la preservación del planeta puede ser un motor de recuperación de la economía mundial.
El actual funcionario del ministerio de Relaciones Exteriores de Brasil, André Corrêa do Lago, aprovechó la reunión para exponer su visión: "Brasil tiene un inmenso potencial para ser un país paradigmático  en el desarrollo sustentable. Hoy ya tenemos una condición en la producción de energia que es el sueño de los países ricos en 30 años. Precisamos de más aceptación en el área económica para explicar la importancia del desarrollo sustentable". Y les habló a los actuales ministros de Hacienda, Medio Ambiente y Minas y Energía: "deben defender la importancia de este concepto tanto o más que el Ministerio de Medio Ambiente", expresó. 
La economía verde es un asunto de visión y estrategia geopolítica. En la reunión se destacó por unanimidad la posición de privilegio de Brasil en el contexto de los Brics (Rusia, India y China). "Brasil ya es mejor entre los países en desarrollo, pero el rendimiento puede ser mucho mejor", coincidieron. Claramente la vista está puesta en el liderazgo global.
Los economistas ratificaron que en 2010 el país invirtió solamente 2,64% de sus gastos en investigaciones y desarrollo, tanto en el ámbito público como el privado. Distinguieron que Brasil lidera las investigaciones sobre caña de azúcar, pero que tiene una participación marginal en el registro de patentes de nuevas tecnologías para el sector.
Se oyeron críticas. Y no poco relevantes debido a su importancia cultural: "Hay alguna cosa profundamente errada en nuestro sistema de innovación. Estamos distantes de usar los recursos naturales del país de una forma inteligente y sustentable. Es preciso saber lo estratégico que es utilizar nuestros recursos naturales. Son nuestro mayor activo". Y fueron más allá de cualquier vaticinio: "Ellos serán en breve la base de nuestra economía", reiteró Frischtak.
El poder político, representado por la diputada Camargo del Partido Verde de Rio de Janeiro, repartió varias culpas entre varios sectores de la sociedad, pero principalmente las centró entre los grandes grupos económicos: "Hay una falta de visión estratégica de las elites brasileiras pues estamos delante de una oportunidad gigantesca". La diputada remarcó en la necesidad de transitar hacia lo que llama un "New Deal verde". Recurrió al pensamiento de Bill Clinton. Si la cuestión de saneamiento en los países en desarrollo fuera mejor ecuacionada, la crisis ambiental global puede ser atrasada en 20 años.

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