Impsa y el juego de las diferencias entre Brasil y Argentina

Impsa confirmó el pasado viernes una inversión de 87,5 millones de reales para la construcción de una nueva fábrica de aero-generadores en Rio Grande do Sul. El anuncio lo realizó José Luis Menghini, vice-presidente ejecutivo. También dijo que la unidad debe comenzar a producir energía el año que viene, para atender como prioridad al mercado gaúcho y al uruguayo.

Menghini no adelantó el lugar  exacto de instalación de la fábrica. Es que aún están negociado los terrenos que gozan de incentivos fiscales para la empresa.
Impsa es la única gran fabricante de equipamientos de energía en América Latina, aunque quiere reducir su dependencia de Brasil . La empresa consiguió allí la mitad de su facturación el año pasado: US$ 1,2 billones. Hoy, Brasil representa el 47% de sus contratos a facturar, que ya suman US$ 3,9 billones. Sin embargo en el rubro equipamientos hidroeléctricos, las compras brasileras llegan al 89%.

La demanda brasilera es tan intensa que Impsa está ampliando su fábrica em Suape, y comenzando a operar en Rio Grande do Sul. A tal punto ha llegado la expansión que dos de los cuatro herederos del industrial Enrique Pescarmona viven en Brasil.

No obstante, Impsa quiere diversificar e intentar crecer en Argentina. "Sin los contratos en el exterior, nosotros no existiríamos hoy. Pero precisamos de más contratos en nuestro propio país", dijo el vice-presidente de la multinacional, Francisco Ruben Valenti.

En Argentina, Impsa montó el parque eólico de Arauco, en la provincia de La Rioja, por encargo del gobierno local, y aún tiene dos parques eólicos dentro de GENREN: Malaspina, en la província de Santa Cruz, y Koluel Kayke II. Los empresarios aseguran que el potencial eólico argentino está considerado como el mayor del mundo, unas diez veces superior al brasilero.

El diagnóstico de la empresa es que los costos para el área energética y de infraestructura en Brasil sólo aumentará, en rubros como mano de obra, terrenos, acero. Y para emprendimientos de gran porte financiados por el BNDES hay un requerimiento de nacionalización de componentes encima del 60%.

La gran ventaja que pesa a favor de Brasil es la estructura de financiamiento. "Brasil tiene el BNDES y eso hace toda la diferencia. El financiamiento en Argentina es lo que tenemos que resolver", dijo Valenti. 
Una de las ideas es importar acero de Brasil para la fábrica de Impsa en Mendoza, que deberá duplicar la generación de energía en La Rioja. Según  los sondeos el gobiernos argentino no se opondría.

La cuestión del financiamiento ha sido determinante para el proyecto Condor Cliff-La Barrancosa, el tercer mayor emprendimiento hidroeléctrico del país, en Santa Cruz. Hace dos años, Impsa ganó la licitación para la construcción de una usina, dentro de un consorcio compuesto por la brasileira Camargo Corrêa y por la Corporación América, del grupo Eurnekian. En abril, pocos días después de expropiar YPF,  la presidente Kirchner decidió anular la licitación. El nuevo llamado exigirá que los consorcios se responsabilicen por el 50% de las inversiones.

La futura usina fue rebautizada como "Presidente Néstor Kirchner". El grupo brasilero Camargo Corrêa no ha querido pronunciarse sobre si participará o no del nuevo llamado.