Jonathan Franzen: "El foco de la excitación literaria puede estar en Sudamérica"


Jonathan Franzen es una de las presencias rutilantes de la reunión literaria más importante de Brasil, la FLIP, que ya va por su décima edición. El viernes próximo Franzen estará en Paraty, para presentar su libro de ensayos “Cómo estar solo”, en su versión en portugués. Franzen, de 52 años, habla aquí sobre distintos asuntos acerca de lo que suele llamarse el proceso creativo, pájaros, escritores y un largo etcétera.

“Nunca quise ser un escritor de no ficción. Cuando era joven creía que era una traición a la ficción. Ahora que me reconcilié con el hecho de ser un ensayista pienso más en cómo hacer un buen ensayo y menos en el tema".

"En los años 90 yo estaba tan contrariado con tantas cosas que terminaba forzando todo en las novelas. Los ensayos fueron una forma de escape. Una forma de poner afuera inmediatamente lo que pasaba por mi cabeza y seguir escribiendo. Fue muy útil para sacarle la presión a la novela. La no ficción me hace ser más paciente con la novela, porque no estoy más preocupado por si los temas quedarán desactualizados. También me hace salir de casa cuando hago periodismo. Una vez por año viajo para otro país para escribir un texto periodístico. Y me torno un adulto por algunas semanas. Después puedo ir para casa y ser un niño malcriado de nuevo y escribir mi novela".

"Si yo tengo internet en la computadora voy a usarla. Mi problema con los cigarrillos es que veo a las personas fumando uno o dos, a la noche, y pienso: qué agradable. ¿Qué puede ser más civilizado que un cigarrillo después de la cena? Entonces pienso: Puedo fumar uno. Eso funciona por dos semanas. Y cuando me doy cuenta estoy fumando cinco por día, y en un mes un atado por día. Esa es mi naturaleza. Yo argumentaría que las nuevas tecnologías de consumo son por lo menos tan viciosas como el cigarrillo. Con Internet uno escapa de sí por unos minutos y pega una especie de endorfina: alguien me tuiteó, alguien me mandó un e-mail. Es la naturaleza de todas las sustancias viciosas: uno cree que se está dando un pequeño placer".



El libro de ensayos que Franzen presentará incluye algunos textos nuevos, como el llamado “Más distante”, de 2011, en el cual el escritor americano relata su viaje a una isla distante en el Pacífico, donde arroja las cenizas de su amigo y escritor David Foster Wallace, una de las últimas pérdidas de la nueva narrativa de aquel país.

“Soy un escritor profesional. Mi amiga Karen (viuda de Foster Wallace, autor que se suicidó en 2008) sabia que yo queria intentar contar una historia más honesta sobre David, de la que fue contada antes. Y ella tuvo la inspiración de darme esas cenizas. Fue extraño, porque antes mismo de ir sabía que tenía una historia: “Voy para esa isla remota, a leer Robinson Crusoe y a tirar las cenizas de David”. Y es eso lo que acontece en el texto. Pero aun cuando haya sido preconcebido, yo fui capaz de olvidar. Todo estaba planeado pero aun así tuve una experiencia emocionante”. 

Una de las actividades que desarrollará Franzen en Brasil, además de las literarias, será el avistaje de aves. El gusto por la observación de aves le viene de Alemania, de un viaje por la Berlín oriental, donde existen “tal vez 160 especies”, explica. “Observar pájaros es mi principal placer. Entonces obviamente voy a observar pájaros en Brasil”. Admite no conocer el idioma portugués, aunque “he leído traducciones de escritores brasileiros contemporáneos. Chico Buarque, Bernardo Carvalho, Milton Hatoum. Estoy muy impresionado con esos tres tipos. La literatura latinoamericana no es lo que se cree. No es realismo mágico. Budapest” (de Chico Buarque), por ejemplo, es un hall de espejos enraizado en algo muy real. Siento que el foco de la excitación literaria puede estar mudando para América del Sur”.

Este fragmento es parte de la nota publicada por Suzana Velasco en el blog literario de O`Globo.

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