Ed Motta: "¡Soy fanático de Spinetta!"


Por Mauricio Runno

S

e podría decir que este reportaje llega como una suerte de recompensa. Varios meses y quinientas páginas después, que fue lo que llevó la lectura de un texto, no sólo recomendable, sino necesario, como “Brasil-Argentina, 1850-2000”, la música brasilera funciona como un SPA ante tanto estudio y rigor de una obra mayor de la historia comparada entre ambos países. El libro de Fernando Devoto y Boris Fausto es más que una aproximación al desarrollo regional del último siglo y medio. Indicadores económicos, sociales, panoramas políticos, política exterior, coincidencias, diferencias y una mirada crítica no hacen más que completar una verdadera enciclopedia en la relación entre los países.

La lectura del libro del dueto Devoto-Fausto acompañó toda la crisis del campo, desnudando a varios chantas –de ambos bandos- que aparecían por TV o escribiendo en los diarios acerca de las relaciones bilaterales. Ante tales simplificaciones y mitos crecía la lectura. Pero no sólo atravesó esa turbulencia sino capítulos menos complejos, como el clásico jugado en los últimos Juegos Olímpicos, y hasta la visita del presidente Lula, acompañado por 300 empresarios, hace semanas, nomás, a Buenos Aires.

Y cuando el libro finalmente es leído en su totalidad aparece Ed Motta, que el sábado pasado lanzó su flamante disco, “Chapter 9”. Es un Motta en su mejor forma, luego de tres años sin material nuevo. Y se trata de una perfomance de gran potencia, ya que las tomas de las canciones no fueron grabadas más que dos o tres veces. Con justicia se lo puede llamar multiartista, aunque decir que es uno de los músicos más inquietantes del Brasil actual alcanza, ya que no es menor el cúmulo, tradición y revitalización de la música en aquel país, todo un continente por lo diverso de sus expresiones musicales.

Una de las novedades de los días digitales es que cualquiera puede bajar su disco, íntegramente. El link para hacerlo apenas solicita un mínimo registro. Los únicos que colaboraron con Motta en este disco son el inglés Rob Gallagher, ex-vocalista de la banda Galliano y actual de Two Banks of Four, y el brasilero Cláudio Botelho. Así es que hace dos tardes, mientras aquí, en Mendoza, llegaba el efecto post viento zonda, en Río de Janeiro, donde la suave brisa llega en clave de trópico, Ed atiende el teléfono:


- ¡Ola! Tudo bem?


Esa es la primera frase de Ed Motta, que es más o menos la primera que usa cualquiera de los más de 180 millones de brasileros, dejando entrever en este caso que, a pesar de todo, su tonada (“sotaque”) es la de un carioca de ley (“carioca da gema”). A pesar de todo: a pesar de vivir entre Rio de Janeiro y San Pablo, a pesar de cantar en inglés, a pesar de sus giras y a pesar de que sus discos, en vinilo, sean todo un éxito de ventas en países como Alemania o Japón. Los clásicos CD, en cambio, se atesoran en las discotecas de los amantes de la buena música, dentro y fuera de Brasil. Pueden preguntarle a Andrés Calamaro, Jorge Drexler o Fito Páez: todos ellos hablarán más que bien de este músico, que en la sangre porta los genes de otro gigante de la música brasilera: es sobrino del gran Tim Maia.

- ¿Puede contarnos cómo comenzó el proceso creativo que terminó en la edición de su último disco, “Chapter 9”?


- El disco comenzó como un proyecto… la verdad es que yo no tenía idea de hacer un disco de esta forma. Yo entré al estudio para hacer una cinta de demostración, con un par de canciones, para tocar en algún show. Yo siempre hago esas cintas para hacerles oír a los colegas. Y me encontré con todo el estudio a mi disposición para grabar y tocar lo que quisiera. Y al entrar a grabar comencé a tocar la batería, después el piano rhodes, el bajo, la guitarra y las voces. Grabé todo solo. Y en esa cinta, que era una grabación con maquetas, encontré un disco.


- Todas las letras del disco fueron escritas en inglés. Su relación con ese idioma es de larga data, ya que empezó a cantar de oído. Hoy, en cambio, es uno de los puntos altos, más aún en este disco.


- Para mí es también una casualidad que haya salido así. No fue ningún objetivo artístico. Cuando yo toco para públicos en Europa o en Estados Unidos, fuera de Brasil, incluso en Chile o Argentina, todos prefieren que yo cante en portugués. Y ahora en este disco salió así porque es ésa la sonoridad que ronda por mi cabeza. Es cierto también que las primeras músicas que escuché, siendo niño, estaban cantadas en inglés. Canciones americanas del jazz, el soul, el blues, hasta el rock, que más bien fue el inglés el que primero oí.


- ¿Es posible afirmar que Chapter 9 es su disco más “internacional”, o, en todo caso, menos “brasilero”?


- No. No creo que sea así. Si es por el idioma, el inglés ya es una lengua universal. La música en inglés se ha incorporado a todo el mundo. Y en general mi música no es para decir que sea típicamente de Brasil.


- Es cierto. Pero nadie imagina sus incursiones ni por el funk, el soul o el jazz sin ese toque brasilero que resulta de su “sonido”.


- Es claro que sí. Aún cantando en otro idioma se puede percibir. Tengo ese sabor (risas). Y esa influencia, ese “jeito” de tocar seguramente viene de la música brasilera antigua, del Río de Janeiro de la década del 40. El esqueleto de mi música tiene, en verdad, una cosa brasilera muy fuerte.


- Este es el año en el cual se festeja el medio siglo de bossa nova. ¿Qué es lo que ha quedado de este movimiento fenomenal?


- En todo el país se vivió una nueva realidad a partir de la bossa nova. Fue una música altamente progresista. Y el mundo entero abrazó ese ritmo, que fue ofrecido generosamente. Cambió la manera de tocar y cantar, no sólo en Brasil. Y ese sello es inconfundible. Y la actitud de la bossa nova es lo que está más intacto que nunca, con esa secuencia de armonías.


- ¿Cuáles son los recuerdos de su tío, Tim Maia? Se trata de uno de los nombres indispensables de la música brasilera de las últimas décadas del siglo XX.


- Tim es el gran precursor del soul en Brasil. Y él fue el primer tipo en adaptar la música americana y afroamericana en el país de los años 50. El junto con Dorival Caymmi, que ha muerto recientemente, trajeron e incorporaron esos sonidos de la música negra de Estados Unidos. Pero Tim logra también un sonido propio a pesar de la mezcla.


- Usted es tijucano, nació en ese barrio de Río de Janeiro.


- Exacto. Soy nacido en Tijuca.


- ¿Y cómo se produce la mudanza de un carioca genuino a San Pablo?


- (Risas) Todo bien, pero yo no vivo en San Pablo. Siempre viví en Río. Viví en San Pablo dos veces, pero siempre vuelvo a Río. Son como dos ciudades bien diferentes. San Pablo es bien urbana. Y me gusta eso. Pero para mí es imposible estar lejos de Río de Janeiro. Lo bueno de aquella metrópolis es que hay lugares donde se come muy bien (risas). Y además allí hay lugares donde compro discos. Pero vivo aquí, en el morro, en la zona del Jardín Botánico.


- Hablando de discos hay que decir que es un gran coleccionista. ¿Es verdad que tiene treinta mil vinilos?


- ¡Exactamente! Y los tengo a todos en mi departamento. Bien apretados (risas). Los tengo conmigo, siempre a la vista. No hay una sola pared en todo el departamento sin estantes con discos (risas). Tengo un catálogo, por orden alfabético. Mi pasión por coleccionar vinilos es antigua. Prácticamente me dedico a eso desde los 13 años. Todos los días escucho dos o tres discos por lo menos.


- Usted tocó varias veces en Buenos Aires.


- La primera fue en 1995. Si no me confundo ya he ido otras cinco veces más a presentar shows allá. Impresionante el público. Y la ciudad es maravillosa.


- Dicen que sus giras no son completas sino compra discos en vinilos.


- ¡Claro! En Santiago de Chile, por ejemplo, compré varios. Muy buenas obras. Traje discos del grupo Congreso, Los Fulanos y Los Jaivas. Los Fulanos es mi grupo chileno predilecto.


- Y en Buenos Aires, ¿qué compró?


- Millares de cosas (risas). ¡Spinetta! Soy fanático de Spinetta. Y me apasiona el rock argentino desde los años 70 y los 80. Serú Girán. Charly García me gusta, claro, pero cuando tocaba en grupos como La máquina de hacer pájaros o Sui Géneris. Tengo muchos discos de grupos de rock de allí. Manal, Miguel Abuelo, por ejemplo. Y también soy fanático de Rodolfo Alchourron, Ariel Carlos Camaño, Oscar López Ruiz, Jorge Dalto, Alberto Favero.


- Está hablando de músicos argentinos que la mayoría de los argentinos ni siquiera conocen. Mucho menos oírlos, claro.


- Sí, sé. Y es verdad. Ocurre que yo siempre compré mucha música. Y con el tiempo uno va mejorando el oído (risas). Y además porque el presupuesto a veces no da para comprar todo. Entonces me preocupo por conocer algunas músicas antes de comprarlas. Tengo discos de grupos argentinos realmente impresionantes: Crucis, Almendra, Pescado Rabioso.


- Es muy divertido escuchar de su boca el catálogo argentino de sus discos de colección.


- (Risas) He pasado mucho tiempo oyendo la música de Argentina. El nivel de músicos es increíble. También puedo decirte cosas maravillosas de Alma y vida. Y principalmente oigo mucho jazz argentino, mucho, mucho. Oscar López Ruiz es un absurdo de genial. Y Astor Piazzolla, Rodolfo Mederos y Néstor Marconi.


- La gira de "Chapter 9" comenzará en Brasil, aunque el capítulo europeo llegará a principios de 2009. ¿Hay planes para venir a presentarlo a Argentina?


- Lo estamos arreglando y queremos que sea lo más rápido posible.


- ¿Sabe que estoy hablándole desde la tierra de los mejores vinos? Usted conoce bastante del asunto.


- Sé, si. ¿Vos ahora estas en Mendoza? Entonces podés ir a comer a lo de Francis Mallman (risas).


- ¿Qué tipo de vino sería parecido a Chapter 9?


- Mira, si fuera un vino argentino podría ser uno de Finca Altamira, Achaval Ferrer. Para mí es el mejor malbec del mundo.


- ¿También colecciona vinos?


- Infelizmente sólo tengo dos botellas de ese malbec (risas). El resto ya pasó a mejor vida (más risas).


- Veremos de resucitar ese vino, entonces.


- (Risas) ¡Eso sería un milagro! Yo adoro beber vino. Ocurre que esa bebida es muy cara aquí en Brasil. La gente que tiene dinero accede. Pero el resto no puede acceder de ninguna forma. No es nada barato. Y aunque entre los bebedores de vino en Brasil la mayoría de la gente elija la línea de Catena Zapata, yo soy de la “torcida” de Achaval Ferrer.


- ¿Será que, como el vino, mientras más se escucha su disco, mejor se lo encuentra?


- No sé. Creo que el disco tiene una forma de audición más instantánea. La música puede prescindir del tiempo. Eso es lo realmente mágico e interesante. Por suerte para nosotros, los que somos músicos.


- Justamente sobre ellos, los músicos, es la última pregunta: ¿cuál es su opinión acerca de un encuentro musical inesperado, como el de Caetano Veloso y Roberto Carlos?


- Creo que es muy interesante. Está todo bien con ellos. Son dos grandes artistas. Ellos nos han dado tantas cosa interesante.... Y es un verdadero desafío que ambos hayan aceptado encontrarse para seguir dándonos cosas. Todavía no oí nada, pero espero hacerlo con la misma expectativa de millones de personas.


- La semana próxima se presenta en el Canecao do Rio Fito Páez con Vanessa da Matta.


- ¿En serio? Belleza, brother. Vos sabes como es Río: la música siempre anda volando, por todas partes.




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