El hotel gay porteño por dentro

En el mundo se habla de este hotel, y ya se percibe el impacto: viajeros gays están arribando al barrio de San Telmo, donde se encuentra uno de los más sofisticados hoteles para la comunidad. Un viaje por este nuevo y nada oculto hito de la ciudad del tango.







“La ciudad, la gente y el ambiente me cautivaron”, confiesa Juan P. Juliá Blanch, propietario de Axel Hotels, cadena que hace unos meses llegó a la Argentina, exactamente al barrio de San Telmo. Y es por tanta historia que el sitio fue escogido por la primera cadena de hoteles del mundo dirigida a huéspedes gay. Bohemio-chic y ambiente gay porteño, típicamente argentino, pero también cosmopolita.

Cuando Blanch regresó a Barcelona, luego de su primera visita, decidió la instalación de este hotel. Y empezó a diseñar el business plan. Sólo después de tres años de trabajo, Buenos Aires se convirtió en la segunda ciudad de Axel Hotels. El monto de la inversión superó los 5 millones de euros.

La principal distinción es el ambiente que se vive allí dentro y la percepción de los huéspedes: todos están viviendo una experiencia única. Se trata de un reducto donde cualquier persona sin prejuicio de su tendencia sexual es bien recibida, respetada y valorada. En otros términos, filosofía heterofriendly aplicada. Sin embargo, hay que volver a las palabras de Blanch para saber cómo comenzó esta historia, que hoy es, además, un excelente negocio:

“Todo empezó con un sueño: abrir un hotel orientado al mundo gay, mi mundo. Un espacio cosmopolita y tolerante donde el ambiente, la diversidad y el respeto fueran valorados. Me siento muy orgulloso de haber sido el primero en abrir un hotel de esta categoría en Barcelona enfocado al colectivo gay”. ¿Y por qué fue Buenos Aires la capital escogida por este catalán? Algunos argumentos son elocuentes, como lo es que ésta ciudad se transformó en la meca de buena parte del mundo gay en el planeta, desplazando a Río de Janeiro, que hasta los 90 ocupó el máximo podio en el continente en este aspecto.

Otra razón es el barrio, San Telmo, que se ya se posicionó como el epicentro de la movida y el ambiente gay, por su incansable y hedonista vida nocturna, bares, discos y restaurantes cargados de estilo y glamour, tiendas de moda, cafés literarios y la mística sensualidad del tango que aún se presiente en sus calles. “¿Tango gay?”, dice uno de los mozos del restaurante “El Desnivel”, en Defensa casi Independencia. “No me gusta el tango y tampoco los hombres que se besan, pero aquí vienen, comen, y son muy educados”, completa Jorge, en un alto de la trajinada actividad del comedor, una suerte de Torre de Babel en la que todos buscan su premio: carne de vaca.

En general los moradores de San Telmo no tienen ningún reparo frente a esta avanzada, aunque eso sí: que nadie en ninguna tanguería se anime a bailar con una persona del mismo sexo. Ni siquiera es por alguna clase de prejuicio sexual, sino más bien por velar por el estatuto invisible del tango, que, por ahora, está lejos de permitirse en sus salones danzas exóticas.

Claro que en los confortables salones del hotel nadie se detiene en estas nimiedades. El mosaico Axel, inspirado en los colores del arco iris gay y uno de los elementos más distintivos de la cadena, también forma parte de su decoración. Con aires de tango, diseño y sofisticación, seduce con sus juegos de luces y transparencias, el sonido del agua, y mobiliario de Charles & Ray Eames, Mies van der Rohe y Eileen Gray. El hotel dispone de 48 habitaciones de diseño, pensadas y equipadas para disfrutar al máximo: cama king size, TV de plasma, altavoces iPod On Stage, conexión wi-fi, bañera o ducha de hidromasaje en prisma de vidrio, caja fuerte y room service. Además, de lo tradicional, como el restaurante, un cocktail-bar, zona chill-out, Spa con piscina climatizada, jacuzzi y sauna, jardín con piscina exterior y solarium, bar & bistro exterior, sala de reuniones. Y conexión wi-fi, ya que, se sabe, lo importante es estar conectados, o al menos la idea de la conexión permanente, algo así como una variación más exitosa que la que intentó León Trotsky en el siglo pasado.


Link permanente: http://www.mdzol.com/mdz/nota/22165

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