Silvio Marzolini muy cerca de Independiente Rivadavia



Hace 35 años Silvio Marzolini revolucionó el fútbol mendocino anunciando su pase a Independiente Rivadavia. Esta es la historia de la última contratación rutilante del club del Parque y que hoy se renueva con la llegada de Ariel Ortega.
Sería el año de la segunda participación de Independiente Rivadavia en los viejos campeonatos nacionales. El entrenador era un veterano del fútbol local, Jorge Julio. Y el primer jugador que llegó en aquella temporada 73 sería un histórico, que provenía de Atlético Argentino, Eusebio “Chirola” Ibáñez. Su firma inauguró el libro de pases. Y ayer, como hoy, hace 35 años, los directivos estaban preocupados por brindar mayores comodidades a los simpatizantes que hace casi un siglo han acompañado a este histórico equipo del fútbol argentino.
Walter Bragagnini, el presidente, declaraba al diario Mendoza: “Nuestro objetivo actual es la construcción de las plateas sin numerar hacia el sur de las actuales plateas numeradas. El conjunto de la obra incluye un alargamiento de la tribuna sur en un codo, que va a aumentar sensiblemente la capacidad. Nuestra ambición es contar con las obras realizadas para comienzos del Nacional. Lo jugaremos con las nuevas instalaciones a disposición del público”.
El torneo local comenzó como es habitual, aunque todos tenían puesta la atención en el inicio del Nacional, programado para el segundo semestre del año. La formación del once azul se integraba con Cabaleiro, Spitalieri, Vergara, Soto, Ruiz Díaz, Burgos (Pregraso), Aguirre (H. Díaz), Dante Garro, Real, Cepeda e Ibañez. El primer clásico, y el único del fútbol grande de Mendoza, por sus dimensiones históricas, también quedó en manos de Independiente, que, de visitante, ganó 3 a 0, con goles de Cepeda, el “Camello” Soto y Latorre. La anécdota de aquel partido la protagonizó el enorme defensor de Independiente, el “Cura” Vergara, que le gritó los goles al banco de Gimnasia, donde estaba el Cholo Converti como entrenador. Cuando se terminó el partido, y ya en los vestuarios, Converti le reclamó al directivo azul Aldo Calcagno por el gesto. “Bueno, Converti, usted sabe como son los partidos. Y más aún, en el clásico”, dijo.
Hasta aquí, más o menos un resumen de la mitad del año deportivo. Sin embargo, el fútbol mendocino no sospechaba un movimiento que, aunque no se concretó de forma alguna en la cancha, fue una verdadera revolución, quizá la última contratación que protagonizó Independiente Rivadavia, debido a la jerarquía y el renombre de uno de los refuerzos con los cuales soñó, y muy de cerca: Silvio Marzolini. ¿Marzolini? El mismo que fue un símbolo de la selección argentina durante la década de 1960, que disputó, entre 1960 y 1969, 28 partidos y que participó de la Copa Mundial de Fútbol de 1962 y 1966. También el mismo que, con 366 partidos jugados, se convirtió en el tercer jugador con mayor cantidad de participaciones en Boca Juniors, detrás de Roberto Mouzo y Hugo Orlando Gatti.
Hace 35 años, exactamente el 28 de julio de 1973, Mendoza despertó con una noticia increíble: “Antes de fin de semana Silvio Marzolini aguarda una respuesta de Independiente Rivadavia para decidir si viene a Mendoza o dirige sus pasos a otros compromisos futbolísticos. Otro que espera respuesta, pero a través de intermediarios, es Bongiovani, también de Boca Júniors. Mientras tanto, Independiente mantiene conversaciones muy adelantadas con Palmira por Carlos Eduardo Camargo, hasta ahora la posibilidad más firme de contratación”. No es necesario recordar el delirio que esto provocó entre los Caudillos del Parque y los miles de simpatizantes desperdigados por cada rincón de la provincia.
El presidente Bragagnini estaba en Italia, de vacaciones. A su vuelta la expectativa creció. E incluso Marzolini llegó al viejo aeropuerto de El Plumerillo, donde fue recibido por el “Cura” Vergara. Eso sucedió en la siesta. Por la tarde, el jugador llegó hasta las oficinas de la Liga Mendocina, y allí estampó su firma. Todo parecía más increíble aún. “Estoy en Mendoza para brindar lo mejor de mí a Independiente Rivadavia. El fútbol mendocino es muy respetado entre los equipos metropolitanos y nadie deja de reconocer las buenas campañas de Gimnasia y Esgrima y San Martín”, expresó el 1 de agosto.
La firma de su fichaje oficial para la Lepra se registró a las 19:30. Luego salió a caminar por el centro, hablar con simpatizantes y terminó tomando un café en la Avenida San Martín, en la confitería del Automóvil Club, clásico reducto de hinchas azules de la época. Y otra noticia sacudió el mercado de pases, aunque ésta vez se trató de una posible venta del “Cura” Vergara a Portugal, al Torriense de Lisboa.
Marzolini firmó su incorporación, aún cuando no había arreglado su contrato. Volvió a Buenos Aires y recién regresó a Mendoza dos semanas más tarde. El 17 de agosto, y luego de atravesar el país de este a oeste en coche, el cual manejaba el propio jugador, en compañía de otro gran personaje del fútbol argentino, “Toscano” Rendo, “en forma inmediata se trasladaron a una finca que se ubica en Carrodilla, propiedad de un allegado a la comisión directiva del club azul. Esa persona está muy vinculada a Marzolini y les ofreció su casa para la permanencia de ambos en Mendoza”.
Lo más insólito del asunto era que el propio Bragagnini no conocía personalmente al jugador. Y antes de reunirse con él, en Carrodilla, intentó disminuir la expectativa generada por tan importante refuerzo. Entonces, expresó: “Pienso que todo será informal, ya que deseo conversar con él en privado para conocer sus exigencias y procurar llegar a un acuerdo a fin de que sea jugador de Independiente en el Nacional”. Al parecer en esa primera reunión las partes se comunicaron las disponibilidades económicas y el trato fue amable. Poco más se sabe al respecto, ya que el propio Bragagnini llevaba la negociación, y quienes lo conocieron saben de su escasa disponibilidad al diálogo. Lo cierto es que una semana más tarde, y ya en Buenos Aires, se conocieron los términos económicos que distanciaron del club al jugador. Marzolini pretendía cobrar nueve millones de pesos por el torneo, mientras que Independiente no podía pagar más que cinco: “No hubo acuerdo y puede considerárselo como un caso cerrado. No habrán nuevos contactos. Decididamente, las diferencias económicas se mantuvieron en términos muy alejados de la posibilidad de un acuerdo”.
De cualquier modo, y según la Liga Mendocina, Silvio Marzolini fue jugador de Independiente durante 27 días. Sin embargo, otro as en la manga fue revelado por esas mismas horas: Víctor Legrotaglie, el histórico jugador de Gimnasia, vestiría la camiseta azul durante aquel Nacional. Como Ariel “Burrito” Ortega lo hace hoy, 35 años después.

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