"Hay viejos peronistas jóvenes y hay jóvenes peronistas viejos"
Entrevista con Luis Böhm, secretario de Turismo de Mendoza
En el último verano llegué a su despacho, al que él también estaba casi llegando. El secretario de Turismo, Luis Böhm, en su versión primaveral, vuelve a analizar los avatares de su partido, el justicialista, claro, y ofrece una visión no muy usual de la administración Jaque. De modo que esta es una charla que bien puede ser considerada como política, antes unos días que parecen haber desatado una especie de mini-crisis provincial, a causa del alejamiento del presidente del peronismo mendocino, Juan Marchena, consolidando el ala low-profile del gobierno Jaque. El encuentro es al mediodía, en un centro comercial, donde no se puede fumar. Claro que la despedida sucede en el estacionamiento, a cielo abierto, después de un más que merecido cigarrillo.
- La última entrevista pregunté por el mapa del Partido Justicialista. Y su análisis recogió muy buenos comentarios. De cara a lo sucedido en los últimos días en el gobierno provincial, ¿cuál sería el nuevo mapa partidario?
- No sé si hay uno nuevo.
- No sé si hay uno nuevo.
- ¿Ni aún con la salida del presidente del justicialismo del gobierno?
- No, lo que creo que el peronismo está muy atomizado. Y puede servir pararse un año y medio atrás, cuando se definía lo que haría partido para el 2007. Teníamos un peronismo bastante atomizado y fragmentado, con cantos de sirenas de parte de Cobos hacia algunos sectores partidarios, lo que llevó a que varios sectores no tuvieran en claro si jugar con Cobos o integrar las listas del PJ. Y Celso logró con una gran dosis de convicción y actitud imponer su candidatura. Y logró, lógicamente que con ayuda de los operadores, encolumnar al grueso del peronismo hacia una elección que se avizoraba como muy difícil de ganar. Más allá de la victoria electoral no creo que por eso hayan desaparecido los problemas. Y pensar a ese peronismo, como maquinaria electoral, encolumnado en la candidatura de Jaque, y una vez ganado el gobierno, teniéndolo ya de gobernador, y que su liderazgo iba a alcanzar para encolumnar a todos los sujetos y grupos, es pensar en una hipótesis fuerte. Y en la medida que la gestión avanza aparecen problemas, en la medida que las causas de la atomización siguen intactas. En ese contexto quizá deba entenderse alguna declaración fuerte de Miranda, por el tema de los recursos…
- Pidió nada más ni nada menos que la renuncia de un ministro. Recuerdo que muy pocas veces un justicialista haya pedido eso durante un gobierno justicialista.
- Yo te voy a ser sincero. No sé si fue eso lo que pidió.
- Después se rectificó. O lo suavizó.
- Por eso. No creo que pidió la renuncia. Lo que creo que el tipo cuestiona es el funcionamiento de un ministro en un tema muy importante, como lo es el de los recursos. Y está cuestionando una decisión. Más allá de eso creo que estas escaramuzas, incluso las últimas, que no son extrañas a un gobierno cualquiera.
- ¿Las escaramuzas de Miranda o de Marchena?
- (Risas) Estoy hablando de todas.
- ¿La salida de Marchena la definiría como una “escaramuza”?
- (Piensa) ¿Qué se entiende por escaramuza? Son tiroteos en términos de guerra. Escaramuza es una confrontación aislada. ¿Bien? Creo que es eso, sí.
- Desde luego que no es éste un gobierno enmarañado en una interna permanente.
- De hecho no hay lineamientos internos ni realineamientos de tropa. Por eso retomo la tesis inicial: el peronismo sigue siendo el conjunto de muchos liderazgos, pequeños y atomizados. Y por eso hablo de escaramuzas. No hay dos frentes o un re-encolumnamiento en un combate por el poder abiertamente, fuera o dentro del gobierno. Eso así no está planteado. Y de hecho con una situación institucional donde el peronismo tiene personajes muy variopintos, algunos importantes y otros que no, que surgieron de una interna que no tiene mucha representatividad en cuanto a lo que fue el peronismo.
- ¿Puede darme un ejemplo?
- En la foto de la semana pasada, de la reunión del PJ, estaba Perazzo, que fue en contra mío en la interna en Capital y terminó jugando con Jaliff después de haber perdido la interna a favor de Cobos. ¿Qué legitimidad tiene Perazzo de sentarse en la silla del PJ, por más que le haya tocado a él, si en verdad ni respetó los resultados de la interna? Creo que hay un conjunto de peronistas que pueden estar más o menos conformes con la gestión…
- En general, más disconformes, para ser sincero. Se lo digo por ser usted un hombre conocedor del peronismo.
- Le voy a hacer un comentario, como militante del PJ desde los 14 años de edad: nunca, en mi vida, cuando el peronismo ha sido gobierno, he escuchado al PJ conforme con la gestión. Y eso es toda una definición. Y cuando sé es gobierno provincial es el PJ el que siempre está marcando, no los errores de gestión, sino la necesidad de espacios. Nunca conocí a un PJ conforme en un gobierno provincial.
- Pero ha habido escenarios de mayor contención, participación…
- Pero eso no habla ni bien ni mal del PJ. Habla de una función que cumple un partido político. Siempre el peronismo, y esto creo que es positivo, cumple un papel que goza de legitimidad institucional y electoral. Y eso yo lo respeto. Ocurre que el Partido tiene un contacto muy fluido con la calle. Y es allí donde recalan las críticas y siempre las demandas de lo faltante. Y en ese sentido no hay que menospreciar al Partido, pues es una misión muy importante acerca de lo que a veces no se ve.
- ¿Cuál es el desafío del peronismo mendocino en estos momentos?
- Buscar mecanismos para que surjan poderes reales y consensuar una dinámica que apuntale la gestión y que la alimente. Y que definitivamente contribuya a la gobernabilidad, no sólo del gobierno provincial, sino de los territorios. Por ahí nosotros nos olvidamos que hay 18 municipios, donde las figuras de los intendentes son importantes, tanto los del oficialismo como los opositores. Y eso necesita un equilibrio. Esto es lo que me parece a mí que hay que construir. Todavía no se ha conseguido a diez meses de la constitución de un gobierno. Y me parece que ese dibujo está todavía inconcluso. Y esto se construye en base a una agenda estratégica. Y antes que se vengan las próximas elecciones.
- Justamente este mapa parece que sólo puede dirimirse a través de las próximas elecciones.
- Esto es lo que le está faltando a Mendoza. Y no sólo a este gobierno. A Mendoza le está faltando una agenda estratégica que acomode los acuerdos políticos en función de la agenda más importante. Un ejemplo: ¿qué vamos a hacer con el tema de la coparticipación municipal? Mientras no haya un acuerdo vamos a seguir con los tironeos. Y el acuerdo debe darse en el corto, mediano y largo plazo. He estado conversando con Jaque y él tiene la idea de plantear la discusión en 2009, para que en 2010 esté operativa una nueva forma de coparticipación.
- ¿Cómo se instrumenta una mesa de acuerdos en el actual esquema?
- Necesitamos realmente ese espacio. Y creo que es en la política por donde se empieza. Porque también tiene que tener su reflejo en el gobierno. Conformar y configurar la agenda estratégica de gobierno. Nosotros tenemos un Plan Estratégico de Turismo. Puede ser mejor, peor, no importa eso. Lo importante es que viene de un trabajo residual de los últimos años, en los que se trabajó en una planificación estratégica. De paso digo que ahora nosotros estamos convocando a una actualización y validación de ese plan. Otra área de gobierno, Ambiente presentó hace poco su Plan Estratégico Ambiental. Porque una cosa es tener un plan de gobierno, cuando uno quiere tomar el poder y gobernar, y otra cosa son los planes institucionales. Mendoza no tiene un Plan Estratégico. Esa agenda a la que me refiero, no existe, no está. Tenemos, sí, agendas parciales: Turismo, Ambiente, Seguridad. Lo que hay que hacer es buscar un esquema donde tengamos una agenda de gobierno a largo plazo.
- El área a su cargo es el paradigma. De todas las políticas macro que se han podido acordar y continuar la de Turismo parece ser la experiencia más exitosa.
- Con viento a favor, sí: tipo de cambio conveniente en relación al dólar y sin inflación. Ahora, en el actual contexto, hay que actualizarlo y ver si los actores responden. Lo de la COVIAR es también un ejemplo a seguir, experiencia de la cual podría alimentarse la política. ¿Dónde estaba hace diez años atrás el sector vitivinícola? Estaba a las trompadas. Y no es un chiste. Hacían reuniones en la que literalmente terminaban a las piñas. Por lo tanto lo de COVIAR es un ejemplo maravilloso de cómo un sector, con conflictos de intereses, logró encontrar un escenario para dirimirlos en función del largo plazo. Estamos necesitando eso para Mendoza. Hay aportes. Y lo que planteo es un paso superador a lo que fue en su momento la Agenda de los Mendocinos, que definió una agenda a muy corto plazo, sobre reforma electoral y temas políticos, que terminó fracasando. Hay muchas discusiones que no están saldadas ni ordenadas, pero en ningún partido político. Y plantear este marco es lo que podría ayudarnos a ordenar Mendoza durante los próximos años. En definitiva lo que debe acordarse es un modelo de desarrollo. Que es además un marco para incluso los reclamos de los docentes, de los fondos asignados a seguridad. Discutamos. ¿Vamos a gastar más en armas o en el desarrollo territorial y consolidación de las zonas rurales?
- Esta ausencia de agenda estratégica, ¿no es una falencia, sino la más grave, del gobierno de Jaque hasta el momento?
- Creo que es una falencia de Mendoza no tener esa agenda. Y de todas las fuerzas vivas. Acá se podrían haber plantado los legisladores, los empresarios…
- Está bien. Pero, ¿quién tiene la responsabilidad institucional?
- Sí, la responsabilidad principal es del gobierno. Sí, coincido.
- ¿No es el punto más flojo en estos diez meses de gestión?
- No, eso no lo creo. No todavía.
- ¿Por qué?
- Porque vos asumis un gobierno, te sentas, ordenas, te pones a gestionar, pones en marcha los planes, los cambios, le das impronta, etcétera. Y llega un momento en el cual te das cuenta de todos los intereses que están en juego. Y podes terminar como Tupac Amarú: te terminan descuartizando sino tenes una lógica o un factor ordenador. Sin eso te pasa lo mismo que a Tupac Amaru (risas). Todo ese proceso de ordenar los sectores lleva tiempo. Y voy a decir más: nosotros estamos en un tiempo más que prudente. Creo que recién a los dieciséis meses de gestión es el tiempo que puede llevar, a un gobierno determinado, a sentarse, parar la pelota y diagramar un paso de tipo estratégico. Hemos estado hablando de esto, con algunos miembros del gabinete, aisladamente, y también con el gobernador. Y de hecho empieza a surgir la necesidad y el consenso de ponernos a dotar de tiempo, organización y trabajo para proponer esta agenda.
- Varios analistas han destacado inconvenientes en la comunicación de la administración Jaque. Hay áreas, como en todo gobierno, en las que realmente se puede entender la política a través del trabajo y una mayor eficiencia. Sin embargo, la impronta de la administración pareciera ser ganada por una sensación difusa, para ser amable en el término.
- (Piensa) ¿Será? (risas). Es tú opinión…
- Es cierto. Como también lo es la salida de varios funcionarios del elenco oficial. Y de otros que tampoco parecen muy afianzados en su tarea.
- Bueno, lo hablábamos antes que comenzaras a grabar. Mendoza tiene una particularidad: tiene una estructura de medios con una fuerte impronta y lógica empresarial. Y eso es un tema complejo. Ese es un aspecto. Otro aspecto es que puede haber áreas en las que haya mejores o peores comunicadores, o áreas que puedan gestionar mejor o peor. La comunicación en estos tiempos no es un asunto menor. En alguna otra oportunidad lo hemos hablado acerca del mismo tema, pero en lo nacional. Y te decía que éramos una sociedad bastante hipócrita. ¿Dónde estaban los medios cuando las retenciones pasaron del 0 al 35 %? ¿Por qué se arma un escándalo cuando el gobierno quiere subirlas? Ese tema tuvo una repercusión mediática que parecía casi alentada por algunos medios nacionales. ¿Por qué en febrero, cuando se presenta la nueva Ley de Radiodifusión, explotan estos conflictos, y el primer tema que se originó fue el del campo, que tomó semejante envergadura? Acá hay discusiones muy pesadas, que están en orden a lo que estoy conversando: el orden a la lógica de funcionamiento de esta democracia entre empresas, medios de comunicación, política y mayor o menor eficiencia, que son relativos a una agenda de intereses más complejos, y que no siempre se ve. No está mal. Pasa en todo el mundo. Lo que digo es que pongamos esa discusión sobre la mesa.
- Sería muy interesante.
- Y mucho más democrático (ríe). O sea, si el gobierno tiene 100 pesos para gastar. ¿Cómo los gasta? ¿Respondiendo a qué demandas? Lo que no puede hacer el gobierno es tener gastos incrementales permanentes en función de sectores con más poder que otros. Y sí es función del gobierno conducir con madurez a todos los sectores e intereses en una misma dirección. Y este es un buen momento, ya que, como dicen, las crisis generan oportunidades. Porque nadie va a encontrar un ministro de Gobierno salvador, ni hay que creer que los problemas de gestión de este gobierno o la distribución de los recursos se solucionará con el hombre que se designe en ese ministerio. Sí creo que es un buen momento para buscar un esquema para propiciar la agenda a la cual me he referido. Hay que hacerlo antes que arranque el año electoral.
- ¿Marchena representaría al viejo peronismo y Cazabán sería lo que viene?
- No, de ninguna manera.
- ¿El planteo no fue más o menos así? ¿“Vamos a jugar el partido pero con jugadores propios”?
- Hay que ser más objetivos. Hasta ahora, en mi análisis, Marchena renunció con un mensaje de diferencias. Y las expresó puntualmente. Y no creo que se exprese allí un nuevo y un viejo peronismo. Creo que hay viejos peronistas jóvenes y hay jóvenes peronistas viejos. Lo que hay que preocuparse más es en los modos de hacer política, y que se exprese más en los temas que solucionen los problemas de la gente que en los apellidos de quienes hacen política.
- No lo definiría como jaquista, ya que todos coinciden que esa corriente no existe, no tiene forma. Es un peronista crítico y a la vez un hombre de consulta del gobernador. ¿En algún momento lo ha visto a él nervioso o sobrepasado por alguna situación?
- Voy a aclarar algo: sí soy jaquista.
- ¡Esto sí que es una revelación!
- Sí, soy jaquista. Creo que cuando uno apuesta en serio a un proyecto de construcción y de modificación de la sociedad hay que apostar a un liderazgo. El que cree que se salva solo se equivoca groseramente. La política es la suma de intereses particulares, pero si eso prevalece no hay ni siquiera la posibilidad de construir un conflicto. Entonces soy jaquista por convicción. Creo en Celso. Tiene una energía importante y creo que con el tiempo francamente va a ir en ascenso. Y además quiero ser jaquista ahora, cuando no están bien las encuestas, porque también creo que luego hay que reconocer quiénes jugaron al proyecto y quiénes se la jugaron solo.
- Entonces va a responder que no ha visto al gobernador, jamás, ni nervioso ni sobrepasado…
- (Ríe) Te voy a decir que lo he visto preocupado y ocupado. Preocupado por algunas cosas y ocupado, es decir, laburando, trabajando muy duro. Y personalmente me preocupa por su salud. Y a puertas cerradas, como corresponde, le he hecho algunas sugerencias.
- ¿Puede decirme alguna?
- Sí. Celso se arma unas agendas territoriales, para atender un montón de cosas, con todas cosas positivas, muy cargadas. En una misma jornada puede inaugurar una obra relacionada a la construcción y finalización de cloacas, después estar en un acto sobre distinciones a la calidad en turismo. Y así puedo enumerar una docena de hechos, todos positivos. Y como le gusta estar en todos lados se compromete, va a los lugares y a las siete de la tarde lleva una hora de retraso, porque es imposible cumplir con todo y con todos. Mi sugerencia es que es mejor llegar a horario a seis actos y no a doce, y mal. Celso está trabajando a un ritmo infernal y la verdad que a veces sobrepasa sus límites. De allí que lo mío surgiera como una crítica constructiva. Y para continuar con el jaquismo estoy convencido que hay que consolidar esa corriente como noción política. Eso también nos va a ayudar a conducir, ordenadamente, al peronismo.
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