"Estamos ante un gobierno inepto y con muchos negocios de por medio"

Reportaje a Raquel Blas, sindicalista, secretaria general ATE (Mendoza)



Por Mauricio Runno
- Sos la cabeza de la conflictividad mendocina. Hace años que se asocia esta imagen a tu nombre.
- No, no. Yo creo que eso es parte de una tendencia. En este caso de los argentinos. Y ponemos a una persona, si vos queres, al frente de problemas, que son colectivos. Yo no creo eso de la conflictividad, francamente. Primero que uno representa acá lo que muchos compañeros discuten y debaten en las asambleas. La única diferencia es que nosotros somos fieles a esos mandatos. No lo tergiversamos. Hay muchos dirigentes que dicen una cosa y después terminan firmando otra muy distinta. Nosotros eso no lo hacemos. Y lo que llevamos adelante tiene que ver con decisiones que los trabajadores antes han debatido.
- ¿Esto alcanza también a la unidad de los gremios estatales?
- Eso no se planteó porque los dirigentes lo pensamos hacer. Se ha hecho porque los trabajadores de abajo le reclamaron a cada uno de sus dirigentes sindicales que había que estar unificado. Porque en esto el trabajador, colectivamente pensando, es muy sabio.
- El reciente fallo de la Corte es un avance saludable en el ámbito de la sindicalización. ¿Cómo modificará el mapa gremial argentino?
- De una manera muy sustancial. El fallo de la Corte ataca el corazón mismo de la inamovilidad de la clase trabajadora. Nosotros tenemos, en estos momentos, nada más que delegados electos en la parte privada, sólo en un 12 %. Y esto es porque la CGT no ha hecho una práctica de elección de delegados. Y es muy importante contar con estas personas. Un delegado, y esto lo marca la ley, debe discutir en asambleas, promover la discusión. Y es clave porque esa persona maneja con claridad cuánto gana la empresa, cuáles son las fallas en accidentes de riesgos de trabajo, puede denunciar estas irregularidades porque tiene tutela sindical, por lo cual no puede ser despedido. Entonces la posibilidad que los trabajadores discutan, piensen colectivamente y se organicen, es algo que los trabajadores no podían recuperar, pese a llevar treinta años de democracia. En realidad tenemos estos derechos por haber adherido a pactos internacionales en 1994. Pero desde esa fecha hasta aquí hemos tenido jueces, funcionarios y empresarios, que se han dedicado a decir que eso está equivocado y que en realidad la Constitución no adhiere a pactos internacionales. Por eso viene muy bien que la Corte, que es la última instancia, diga que acá los pactos internacionales existen, son operativos y los trabajadores tienen este derecho, que es primigenio.
- ¿Cómo anticipar el nuevo escenario? Más aún cuando la CGT hoy es un aliado estratégico del gobierno nacional.
- De alguna manera todo esto complica el marco de negociaciones espurias que se vienen haciendo. Y lo va a modificar, sin dudas. Por ejemplo, hay lugares en los cuales las bases superan a sus dirigentes. Y ven que su sindicato negocia por debajo de la mesa o no pelea por lo que deben. Las aceiteras es un buen caso para hablar. El costo laboral en este rubro es del 0.5 %. O sea: todo lo demás es rentabilidad y ganancia. Y sin embargo el gremio tradicional de las aceiteras no hace nada. De allí que varios compañeros decidieron organizar otro sindicato. Y empezaron a elegir delegados y se los empezaron a echar, amparados en que el delegado tradicional era el facultado para subir los reclamos. Con el fallo de la Corte esta situación se modifica por completo. Porque esos delegados gozan de absoluta legitimidad y podrán sentarse en la mesa de negociaciones y plantearle al empresario las ganancias que tienen. A su vez, las viejas estructuras sindicales que, a lo mejor, por algo concreto, como una prebenda personal, porque aclaremos que tenemos muchos sindicalistas muy ricos, o van a tener que reaccionar y modificar esas prácticas, o surgirá otro sindicato, con otros delegados, siendo estos sindicalistas-empresarios corridos. Por esta razón es que salta la CGT, con este grado de indignación, y salta la UIA, y el ministro Tomada.
- Un ménage à trois fenomenal.
- Claro. Porque, ¿qué se ha estado discutiendo en este país? En función que Moyano firme un salario mínimo para los trabajadores de 980 $, se le da, a cambio, muchísima plata para su obra social, se le habilitan adicionales a su propio sector: ningún camionero gana 980 $. Hoy, todo eso, está roto. Ahora, el fallo de la Corte es un instrumento. Es como tener una guitarra o un violín. Ahora hay que saber tocarlo.
- En Mendoza hacía mucho tiempo que no había un legislador nacional de extracción sindical. Me refiero a Guillermo Pereyra, actual diputado en el Congreso. Un hombre del círculo de confianza del gobernador Jaque.
- En primer lugar debo decirte que opino muy mal de alguien que dirige un sindicato y tener tal grado de relación con el gobierno de turno. Creo que esa posición se pierde completamente la objetividad. En segundo lugar, ante la problemática de los despidos que en el CEC ha sido muy grave, nos hemos encontrado con un dirigente sindical que pide la crisis de la empresa.
- ¿Qué es la "crisis de la empresa"?
- Lo resumo así: el empresario se dirige a la Subsecretaria de Trabajo. Y Pereyra lo sabe perfectamente porque ha colocado todos sus funcionarios. Y allí no hay capacidad para evaluar los balances de cada empresa. Y la persona que dicta la crisis, habitualmente en estos procedimientos la empresa despide personal, le permite pagar menos indemnización y encima tiene la posibilidad de acceder a subsidios del Estado. Y a lo mejor, esa empresa, ese empresario, está tomando personal a las dos semanas de todo esto.
- Concluyo entonces que para usted el diputado Pereyra no es el sindicalista modelo.
- Bastante peor me pareció lo que hizo el domingo pasado. En el marco de nuestro plan de lucha planificamos estar en Malargue, con nuestros carteles, volanteadas por distintos lugares. El domingo había una fiesta departamental, a la cual no íbamos a ir para no entorpecer un festejo de carácter popular. Pero si nos habíamos planteado, antes de la fiesta, hacer una caravana, para repartir nuestros volantes. Nos encontramos con la sorpresa que aparecieron dos micros, con gente que teóricamente respondía a Pereyra, estaban todos uniformados con una remera negra, que atrás decía “Jaque-Pereyra”. Lo peor del caso es que estaban armados con palos. Y lo peor-peor es que varios en estado de ebriedad, francamente hablando. En una de las tantas vueltas que hicimos con la caravana vino un grupo de estas personas y nos intentaron romper a palos el vehículo, atacaron a dos o tres compañeros, ellos se defendieron como pudieron. La verdad que no estamos acostumbrados a este tipo de cosas.
- ¡Es gravísimo lo que sucedió!
- ¡Sí, es gravísimo! Lo que había llevado Pereyra era una patota. Es más: había señoras, vecinas de Malargue, que les decían: “¡Ustedes no pueden hacer esto!” Uniformados y con palos. ¿El objetivo? Aparentemente, por lo que nos contaban algunos periodistas de Malargue, es que ellos pensaban que nosotros íbamos a ir con nuestras pancartas al palco de la fiesta, a entorpecer el desarrollo de los festejos. La verdad que vos ves esto, un dirigente sindical, diputado nacional, que se presta a estas maniobras, y no hace nada, nada, cuando despiden trabajadores en el Easy o cuando a las cajeras del Wal-Mart le hacían usar pañales para que no se levantaran de la caja, y se pregunta qué tipo de dirigente sindical es.
- En este contexto de lucha por el aumento de salarios para estatales, ¿sos optimista? Más aún cuando desde el mismo Ejecutivo han sostenido que no hay dinero y en consecuencia es un reclamo imposible de satisfacer.
- Yo siempre soy optimista. También digo siempre que cuando uno pierde la esperanza no lucha más. Uno lucha esperanzándose en un cambio. Ahora sé que estamos en un momento muy difícil. Y estamos viendo en Mendoza conductas muy autoritarias, por parte del gobierno, como nunca. Y un manejo muy corrupto de la cosa pública. Esto de que nos ocultaran la información tampoco nos había pasado nunca. El gobierno anterior, en paritarias, nos llevaba los números a la mesa. Después podíamos coincidir o no. Pero los llevaba, algo que este gobierno ni siquiera realiza. Vengo de la Legislatura. Y ellos me han dicho que ni siquiera les dan la información sobre la Tasa Cero. ¡Ni siquiera a los diputados! Hay cuatro diputados que han pedido este informe. Y no se les responde. Es una serie de acontecimientos graves, como el no reconocimiento del derecho a huelga. También eso de descontar los días sin previamente haber cumplimentado todo lo que la legislación laboral dice. Mendoza está denunciada tres, cuatro, cinco, seis… ¿cuánto lleva de gobierno Jaque? Bueno, en menos de un año tiene nueve denuncias internacionales. Y Mendoza no va a salir bien parada de esta situación.
- ¿Imaginabas este escenario, antes que Jaque asumiera la gobernación?
- Uno siempre se trata de imaginar que los políticos harán una buena lectura para saber cómo llegaron hasta donde llegaron. Creo que Jaque tendría que haber hecho una buena lectura. Y la gente lo votó para cambiar. Pero para mejorar cosas que había que mejorar de la gestión anterior. De entrada fue muy grave lo que pasó con Jaque, que había ganado montado en un eslogan de campaña acerca de la inseguridad. Y cualquiera que supiera del tema sabía que eso era imposible. Y en ese momento uno advertía que qué grave era que un político tuviera que hacer eso, porque es montarse en algo muy doloroso para la población. Yo entiendo que estamos ante un gobierno particularmente inepto en algunas circunstancias y con muchos negocios de por medio. Y me preocupa la gran influencia del gobernador (José Luis) Gioja sobre Jaque. Porque esa influencia no es otra cosa que la mega-minería metida en Mendoza.
- ¿Afirmas que existe el eje San Juan-Mendoza?
- Por supuesto. Jaque en sus discursos de campaña decía que iba a defender los recursos naturales y el medio ambiente. Y a los dos meses de haber asumido ya estaba hablando de derogar la ley que la gente defendió en las rutas y en las calles. Esto tiene un solo objetivo: traer los emprendimientos mineros, que no pagan regalías, que son subsidiados, y que, encima, nos dejan en Mendoza el agua contaminada.
- Se han publicado y comentado, en diarios, semanarios, radio, televisión, distintas opiniones acerca de tus métodos de lucha. ¿Hay autocrítica en esta forma de dar “pelea”?
- Me gustaría aclarar que no son mis métodos.
- Quien les golpea las puertas en los despachos a los funcionarios sos vos.
- Está bien. Pero son métodos que definimos con el conjunto de los trabajadores. Y es cierto que cuando uno está en un conflicto hay muchas cosas que a uno lo pueden poner mal, o de mal humor. Ahora, la verdad, es que uno no necesitaría ir a golpearle el despacho a un ministro para que le diera información, que el ministro la tendría que dar normalmente. No a mí, sino a cualquier ciudadano de Mendoza. Lo que pasa es que ellos no están acostumbrados a eso, ni a que la población les exija resultados. El nuestro es un pueblo que lamentablemente se ha quedado en la democracia formal. Y nos han hecho creer que democracia es votar cada tanto tiempo. Y si no nos gustó nos jodemos, si nos mintieron, también. Y si nos robaron, también.
- No te parece que ir a golpearle la puerta de un ministro, hasta romperte las manos…
- ¿Cuándo me rompí las manos?
- Es una metáfora. ¿No es tan antidemocrático eso, golpearle el despacho a un funcionario, o escracharlo, como que él mismo funcionario se niegue a dar información pública?
- No, no. Creo que no. En realidad, la Casa de Gobierno debería ser un lugar abierto para el pueblo. Lo que ocurre es que, insisto, hay personas…
- Bueno, existen mecanismos formales, normas.
- Vos te imaginas que cuando llegamos a esa instancia con un ministro es porque ya fuimos al ámbito de paritarias y no mandaron ninguna persona para poder dialogar. Pedimos audiencia, no la dieron. Entonces en la movilización vamos y decimos: “señor, usted será un ministro, pero es un ciudadano, y yo tengo tanto derecho como cualquiera para saber lo que está haciendo con mis recursos”.
- Infiero que no hay autocrítica posible.
- No, no. Y más: no sólo digo que no hago autocrítica…
- Llegaste a decir que el gobernador tenía que poner, poner, en fin, poner “eso”.
- Lo dije y lo sigo diciendo: un gobernador tiene que tener huevos. Acá hay que tener huevos para irle a discutir a la reina Cristina la plata de las regalías, los impuestos, que tienen que coparticiparse. Hay que tener huevos para hacer eso, reconozcamos que sí. Huevos y tradición democrática. Y te digo más: ojala mucho mendocinos nos animáramos a ir a golpear las puertas de los ministerios. Ojala las madres que hacen cola en los centros de salud, en vez de ponerse a llorar en la puerta y llevarse los hijos a la casa, ojala se tomara un micro y fuera al ministerio de Salud. Yo creo que si golpeáramos más las puertas ellos empezarían a entender que están ahí en función de resolver los problemas del pueblo. Esta es la deformación de la democracia.
- Hablando de centros de salud, a mediados de los ochenta tuviste un hepatitis, que no te atendías, y casi fue un pasaporte a la muerte.
- Sí, sí. Pero esa es una historia más larga (ríe). Veníamos con un grupo de jóvenes trabajando con el Padre Contreras en Lavalle, trabajo de vivienda social. En ese contexto me casé con mi primer marido y decidimos iniciar un trabajo social fuerte, con quienes están más marginados que nadie, que habitualmente son los que viven en las villas de emergencia. Y nos fuimos a vivir a la villa.
- ¿Cuál?
- Se llamaba Honor y Patria. Pero ya no está más, la han sacado. Toda esa gente ya tiene casa. Siempre digo que tengo los mejores y los peores recuerdos. Los mejores en cuanto a la solidaridad. Y el peor en cuanto a la impotencia. Y por supuesto que a la enfermedad mía, porque fue un despelote.
- Tenías un bebé, incluso.
- La bebé no se agarró hepatitis de casualidad, y eso que siguió tomando leche. Pasa que yo estaba muy metida… A ver, el problema de todo fue la letrina. Esa es la explicación técnica. Hay determinadas señales que en un inodoro normal y corriente las podes ver. Y en una letrina, no. Y en un momento dado fue tan grave mi estado de salud que tuvieron que sacarme en una ambulancia.
- Buen dato para políticos: a vos sólo te sacan en ambulancia.
- (Risas) No hay otra manera. Es que creo que tenemos que recuperar nuestras creencias, los valores. Y cuando uno cree en algo tiene que poner la vida en eso.
- Vos venis del Peronismo de Base, sino estoy mal informado.
- Sí.
- Y hay declaraciones tuyas referidas a un tío, afirmando que él no comprendía un peronismo no marxista.
- Yo hice tres años en la facultad de Filosofía y Letras.
- ¿Querías ser filósofa?
- Quería estudiar filosofía. Tuve una muy buena profesora en sexto año. Y me parecía muy interesante. Por supuesto que me topé con la realidad cuando me inscribí en la facultad, en pleno 1983. Pensábamos que volverían los profesores exiliados, que íbamos a cambiar los planes de estudio y al día de la fecha esa facultad sigue siendo la misma cosa que era por entonces. Y me he identificado como método de análisis científico y filosófico con el marxismo. Y bueno, no era peronista (ríe). Y tenía un tío, que era peronista. Usaba las mismas alpargatas que ahora reparte (Cristian) Racconto. El siempre me contaba y me decía: “Negrita, al marxismo, a la clase obrera en Argentina, ¿quién le dio el lugar que debía tener? Perón y, fundamentalmente, Evita”. Entonces me decía: “Si queres ser marxista en serio tenes que ser peronista”. A partir de ahí mi identificación con el peronismo. Pero no con el peronismo del Partido Justicialista, sino con el Peronismo de Base, que es el peronismo que viene de la resistencia peronista, del trabajo territorial, de las comunidades eclesiales de bases, muy vinculado al trabajo de los curas tercermundistas. Quiero decir con esto una corriente del peronismo que tuvo muy poco que ver con cargos partidarios.
- Es casi como el modelo anti-Jaque.
- Así es. Los funcionarios de Jaque… yo me acuerdo mucho de ellos. Cazabán... Tenemos más o menos la misma edad. Me acuerdo con mucha tristeza. De 1983 para acá, cuando empezó la democracia, muchos jóvenes nos sumamos a lo político. Y ya teníamos algunas cuestiones que nos diferenciaban. Estábamos lo que humildemente pensábamos que debíamos recuperar los centros de estudiantes, trabajar con los sectores más desprotegidos. Eso era una parte. Y estaban los otros que ya venían incubándose en lo que después nos llevó a la década del 90. Era la política de escritorio. Y Cazabán, Adaro, Bohm, todos estos chicos vienen de esa práctica. Nosotros decíamos: “Está la JP del partido, que vivían haciendo rosca en el ACA, negociando prebendas, puestos y cargos, y que no se sacaban el traje ni se ensuciaban las patas para ir a hacer algo solidario a los barrios más humildes”. Y no nos equivocamos. Llegaron adonde llegaron y con esta teoría individualista de “en función de mi individualidad, si te tengo que matar, te mato”. Pérez, por ejemplo, ha sido abogado de la Barrick.
- ¿El ministro de Infraestructura, Francisco Pérez, abogado de la minera Barrick?
- Claro. Entonces, ¿qué podemos esperar?
- No puedo terminar sin volver a preguntarte por tus métodos de lucha. Con algunos de tus gestos: ¿no le haces el juego a los poderosos?
- Hay momentos… cuando salen los escraches, suponete. Y un compañero lo propone. ¿Por qué lo propone? Porque ese compañero se ha sentido muy agredido. Hay que ponerse en la piel de un trabajador cuando alguien vino y le descontó mil mangos del salario, sin comerla ni beberla. Sin darle la opción a discutirlo en un ámbito libre y democrático. Hay que ponerse en esa piel. O cuando ven que ese ministro, o la secretaria, o el asesor del asesor del asesor cobra siete lucas. Y las cobra todos los meses. Y no marca tarjeta ni tiene que laburar. Hay que entender esos estados de bronca. Yo me siento tan parte de este pueblo con las generales de ley. Muy orgullosa de lo mejor que tenemos y muy consustanciada con lo que tenemos que modificar. Y hago lo que los compañeros deciden, estando o no de acuerdo en lo personal. Es la verdadera democracia.
- En el caso de los paros en ámbitos como en educación y salud, ¿no afectan los intereses de los más marginados del sistema?
- Lo que ocurre es que los trabajadores no tenemos otra manera de reclamar. El derecho de huelga lo ganaron nuestros trabajadores a costa de miles y millones de trabajadores muertos, reprimidos o desaparecidos. Hasta que la OIT (Organización Internacional del Trabajo) reconoció el derecho a huelga como un derecho legítimo y adquirido. Ahora si vos me decis: “El gobierno tiene que reaccionar urgentemente ante conflictos en el Estado”. Yo te digo sí. Incluso la OIT recomienda que los conflictos que se desarrollan en áreas tan sensibles, como puede ser salud y educación, deben ser casi inmediatamente resueltos. Y por esa misma razón en varios países los sueldos de los enfermeros, los médicos y los educadores no son sueldos bajos.
- La última: si un día los compañeros deciden que vos debas ir como candidata a gobernador ¿lo haces?
- Nosotros estamos ahora en un proceso que es muy importante, la Constituyente Social. Hasta acá hemos llegado al análisis de que en todos aquellos partidos donde hemos delegado el voto no nos han resuelto los problemas de fondo. No está tomada la decisión de construir una herramienta que nos represente. Y estamos construyendo nuestra agenda. Creo que hay un proceso muy interesante en Latinoamérica y creo que todos tenemos la obligación de participar. Hay que ver en qué condiciones. Porque, ocupar un cargo, y hacer el papelón que están haciendo algunos, no. Ocupar un cargo sin tener pueblo organizado, movilizado, decidido. Claridad acerca de lo que se va a hacer, cuándo, como. Sin esas condiciones no tiene ningún sentido. Nos han invitado a ser candidatos, pero uno se pregunta para qué, si lo que uno quiere hacer es transformar en serio.

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