Inauguró muestra sobre el dandismo
El término dandi ha perdido hoy día el significado original con el que se acuñó, debido en parte a su excesivo uso. Más allá de identificar como tales a personajes elegantes o particularmente excéntricos, podemos calificarlos como figuras que convirtieron su vida en parte de su obra y que se alejaron de las tendencias más pegadas a la tierra del ser humano y de la propia naturaleza para alcanzar el refinamiento. No constituyen sólo parte del pasado, buena parte de los dandis que conocemos son protagonistas de novelas u obras de teatro, tratados y ensayos.
Definir el dandismo es muy difícil, prácticamente imposible, y tampoco se conoce con certeza el origen de la palabra. Su concepto nos viene a la cabeza más bien cuando hablamos de alguien que lo representa, como el Brummel de Balzac, el Marqués Robert de Montesquieou de Proust, Charles Baudelaire, y, sobre todo, Oscar Wilde.
Aunque habitualmente se ha considerado como fecha de defunción del dandismo la fecha en que el dramaturgo irlandés falleció (1900), este año puede entenderse también como el inicio de innovaciones en los movimientos de vanguardia del siglo XX que contribuyeron a una reconstrucción de la idea de artista y del propio dandy. Éste traspasó los límites de la llamada alta cultura para adentrarse en el imaginario popular de la mano de estrellas del cine o la música.
"Sur le dandisme aujourd´hui" cuenta con trabajos, entre otros, de Ignasi Aballí, John Bock, Carol Bove, Tracey Emin, Suso Fandiño, Dora García, Douglas Gordon, Jeff Koons, Juan Luis Moraza, Carlos Pazos, Richard Prince, Elizabeth Peyton, Cindy Sherman, Yinka Shonibare, Francesco Vezzoli o Andy Warhol. Se estructura en tres secciones: Brummelliana, Baudelairiana y Wildeana.
La primera ahonda en el dandismo brummelliano, caracterizado por otorgar a las cosas u objetos un valor irreal más allá de su funcionalidad, aproximándolas a la idea de arte. En paralelo, el artista contemporáneo se autoconvertiría en reclamo publicitario en sí mismo. La segunda parte, Baudelairiana, reproducirá la estructura de "El pintor de la vida moderna" para adentrarse en las nociones de lo eterno y lo fugaz, la moda y lo clásico, que obsesionaron al literato francés. Y por último, Wildeana recuerda el propósito de Wilde de convertirse en obra de arte creando su propio personaje. Una vez que consideró finalizada la obra de teatro en que transformó su existencia, se dejó mor
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