Mauricio Runno: pasajero de la escritura


El escritor lanzó desde un blog la biografía de Cobos. Además acaba de estrenar en formato digital y a través de una editorial europea el libro 'Tus epitafios', uno de los atajos de un autor que no renuncia a la búsqueda inusual.


Mauricio Runno: pasajero de la escritura
Entre Cobos y la caza de los epitafios. Dos libros distintos, escritos con el nervio de un escritor calmo. (José Gutiérrez / Los Andes)

domingo, 14 de febrero de 2010

Una reciente edición digital en España (“Tus epitafios”), una historia de periodista free-lance en Brasil (Revista Concerto, Sao Paulo) y la oportuna biografía de Cobos (“Un vicepresidente en la alcoba”) se confabulan para intentar trazar el mapa textual Mauricio Runno.


De Mendoza a Río de Janeiro, a Madrid, a Bahía. Del libro al blog, al ebook. De la antropología a la política, a los cementerios y a los laberintos. De Clarice Lispector a Dr. House, y de fines de los ‘90 (época en la que escribió algunos discursos para el entonces gobernador Roberto Iglesias) hasta hoy (que expuso con perfil de bloguero la biografía de Julio César Cleto Cobos).


Escritor en una ruta alternativa, Mauricio Runno siempre transgredió las fronteras entre ficción y no ficción, con el radar de un romántico del XXI: camina, navega y escribe. “En eso hay una ética ¿no?, en el hecho de no seguir demasiado obedientemente las reglas del juego (por ejemplo, del juego editorial) y, sin embargo, decidir vivir de lo que escribo”.


Una de sus obras, pues, acaba de salir a la superficie en formato digital, publicada por Luarna, sello español con exclusiva presencia en la red.


Y sí: más allá de haber ido a parar al cajón de lo inclasificable desde 2001, “Tus epitafios” logró a fines de 2009 instalar al autor mendocino en un catálogo europeo 100% digital.


“¿Que dónde vivo? Qué sé yo, en mi cabeza”, ríe Runno. Mientras, leemos (“Morimos como vivimos”) la frase más lapidaria de sus epitafios.


- ¿Y ya escribiste el tuyo?


- No, todavía...


Suerte de flaneur de cementerio, el rastreador de tumbas célebres abisma una mirada sobre la madre de todos los temas. Acaso porque nunca dejamos de hablar de ella: la muerte. Y allí expone, entre apuntes autobiográficos y derivas filosóficas, las palabras esculpidas en la tumba de Francis Bacon (quien, cuenta Runno, murió justo cuando se dedicaba al relleno de un pollo con nieve, para comprobar si su carne se conservaba).


Otra: la cripta subterránea de Lord Byron en Inglaterra (sin su corazón, claro, que se guarda aparte en Messolonghi, Grecia), con el nombre de su hija. Otra: Tolkien, que en la misma lápida reúne el nombre de su mujer y los de sus personajes de “El señor de los anillos”, Luthien y Beren.


Y en medio, el gesto final de Marlene Dietrich, Frank Zappa, Alfred Hitchcock y la perfo de Molière (“aquí yace Molière el rey de los actores. En estos momentos hace de muerto y de verdad que lo hace bien”), y el flamante libro de Edgar Lee Masters, “Antología de Spoon River”.


Antes de la edición digital, en capsulitas de audio, “Tus Epitafios” fueron transmitidos por Radio Kaos, de Brasil. “Lo extraño fue que me llamaron de un cementerio privado porque querían que el libro participara de algo así como un merchandidsing de cementerio”, desliza Runno, “no me pareció”.


Cobos para cariocas


“No tuve ni un solo juicio”, se jacta Mauricio frente a la pc, “por esto que ves acá, la biografía de Cobos”. Expliquemos: luego de cuatro meses de investigación, el escritor redactó en junio de 2009 una biografía que se propuso de entrada la subjetividad cero.


-¿Ese es Cobos bebé?


-Sí


-¿Y cómo conseguiste material tan íntimo?


-Tengo mis recursos -dice impostando como chiste al periodista-detective.


Lo curioso es que, si bien calificaba - y califica- como golazo editorial, sobre todo en medio de la euforia del voto no positivo, Runno literalmente subió su material a un blog .


-¿Y por qué no se editó todavía en papel?


-No sé, lo haría si me pagaran, como a Majul... (risas)


-Volvamos al blog ¿qué respuestas hubo?


-El sitio tiene más de 6.000 visitas. Algo mucho más desbordante de lo que esperaba. Visitas muy apasionadas, por cierto. Hay comentarios a favor y comentarios en contra, pero lo cierto es que hizo mucho ruido.


A pesar de que el propio Cobos, no se sabe si ofendido, conmovido o qué, no le posteó ni una palabra.


“Igual no partí de una entrevista, mi objetivo no era ése, sino presentarle el personaje a los lectores. Por casualidad yo estuve en Buenos Aires cubriendo la asunción del Vicepresidente y pude observar la expresión de los porteños tipo ¿quién es éste? ¿se llama Cleto? Aparte, mis conocidos de Brasil me preguntaban qué se sabía de ese señor, porque consideraban que si alguien podía conocerlo era un mendocino. Así que un poco lo escribí para ellos”.


La vida de un viajante


Con su equipaje textual a cuestas (‘papeles’ donde abundan las novelas inéditas como “Anillaco” en la que podría haber gestado su propio avatar: “se trata de un periodista de sociales que además es dealer”), Mauricio además mantiene -al borde de los 40- la gimnasia del traductor y las audacias del viajante .


“A los 21 años aterricé por primera vez en Río de Janeiro y dije ‘este es ‘el’ lugar, ahí nació el idilio”, concede el mendocino que creó un puente de comunicación personal con Brasil.


Aunque es simple su método, “me gusta escribir lo que me gusta escribir”, pide la terquedad de cualquier pasión. Se trata de preferir siempre una búsqueda inusual aunque a veces tome el rumbo del ‘encargo’, como “La historia del vino”, o del ‘experimento’ , como “Unos laberintos”, diario del Laberinto Homenaje a Borges, en San Rafael.


Ha editado en España y en México y en algunas ocasiones, regresa a un estado Bartleby, y consagra su pulso de escritor a lo que realmente le gusta escribir: “ahora, por ejemplo, terminé ‘Un siglo azul’, la historia del fútbol mendocino y especialmente de Independiente rivadavia, mi club”.


Como sea, Runno no es un improvisado. Salvo la diversidad, “típicamente trotamundos”, como él mismo reconoce, todo lo que ha hecho “ah, tan fácilmente hasta los 30” lo deja, como quería Kerouac, en el camino.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
felicitaciones, ya estas en Los Andes!!!
Saludos desde Buenos Aires, Susana

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