Hemingway, periodistas, veranos y otros cagatintas del montón


1. Para mí el verano es algo que siempre suelo mirar en los otros. Digo, entonces, que el verano para mí es un asunto permanente, no entra en tres meses. Vivo en verano desde hace varias décadas. Y asisto a ese fenómeno entre el despojo de ropas, fotos turísticas y relatos de aventuras no tan emocionantes como vulgares. Por eso, desde hace veranos, mi verano se organiza en una ocupación que aún no se profesionaliza del todo: cuidador de casas de dueños en vacaciones. Las ha habido mejores, como aquella que tenía cocinero, las ha habido peores, como todas aquellas que se presentan sin mayor expectativas de alimentos. Que las ha habido de todas, doy fe. Y supongo que vendrán otras, sobre las cuales ni siquiera sospecharía el destino para no perder la sorpresa.


2. “Antes pensaba que Estados Unidos era un pésimo lugar para que crecieran mis hijos, pero me di cuenta de que Argentina es peor”. Es una frase que varios y varias veces le oímos a Alejandro Gómez. Por teléfono, él desde Miami, yo en Rio de Janeiro, nos peleábamos por aquello que acabo de releer en una novela de Charlie Feiling: "competir por quién era el mayor escéptico posible". Alejandro murió hace un tiempo. Y suelo recordarlo más veces de lo que pensé cuando él estaba vivo. Como si fuera el sueño de una noche de verano, reviso algunas estadísticas de este blog y encuentro que hay una persona buscando notas o algo sobre Alejandro. Me fijo desde dónde ese alguien entra a la nota  y entonces me salta "San José". Pese a los mendocinos que detestaron, engañaron y estafaron a Alejandro, ese "San José" no es del Guaymallén, sino el de Costa Rica. Fue un gran periodista, ése tipo. Y un gran tipo. Se supone que aprendemos de las personas cuando no están. Quizá sea lo único estimulante de la reciente muerte de María Elena Walsh.

3. Un canalla del periodismo, al que llamo Montacurto, porque idem, acaba de ser despedido de un medio cuyos dueños suelen encontrar en los canallas cierta utilidad. Lo cierto es que Montacurto, el día de su cumpleaños, fue obligado a dejar el lugar a otro director, un poeta del montón. Parece raro, pero Montacurto abandona un barco con demasiadas ratas ya a bordo y otras tantas que vendrán por quesos malhabidos. No me sorprendería que a Montacurto le dieran el Nobel, ahora, que es, como una especie de John Rambo, un triste aunque pesado hombre solitario, al que muchos no vacilan en resumirlo como "bolas triste".

4. Las noches de verano de Mendoza serían perfectas sin mosquitos ni la avenida Arístides Villanueva. Y con más extranjeros.


5. Hace muchas mañanas, que no era exactamente de verano, Bernardo Neustadt, con 76 años, me dijo: "Soy un out-sider. O si prefiere, un sobreviviente a la conspiración del silencio. Nada de lo que hago es publicado. Y está bien. Es una batalla que libro contra ellos y viceversa. Yo los critico y ellos me oscurecen, me ignoran. Yo supe dónde y con quién me metí".

6. Semanas atrás publiqué aquí que un director español presentaba el montaje de una pieza de Beethoven, en Berlin. Se trató de "Fidelio". Lo cierto es que alguien comentó esa nota. No sé quién era porque prefirió el anonimato. Pero hace unas horas, haciendo otras tareas, se me ocurrió quién podía ser. Y pienso que se trata de un periodista, uno de aquellos de verdad. Nos une con él los laberintos, el amor y, desde luego, el espanto. Si hay 20 peronistas en Argentina que respeto, el "anónimo" es uno de ellos.

7. Releo las notas de Paco Urondo publicadas en Mendoza, a fines de los 60. Leo a Tudela, a Rodolfo Braceli. Leo los artículos de Aldo Montes de Oca. Y cuando termino de leer eso abro Twitter y me encuentro con reflexiones de este tono: "Varios movimientos en los medios mendocinos. Algunos suben, otros bajan. El tiempo dirá...". Levanto la vista de la computadora y me nace una carcajada nada socarrona, sino desesperante. El periodismo mendocino 2011 podría resumirse en esto: copy, cut. Y aquel viejo truco de los escritores de policiales americanos por encargo: escribir mucho sin decir nada.

8. Este año se cumple medio siglo de la muerte de Ernest Hemingway. Mientras acabo de ofrecer esa nota en varios sitios de España, Portugal y Brasil, reviso esa vida de novela del escritor. El periodismo le debe mucho a Hemingway. Me preguntaba entonces si ofrecer notas sobre su vida no era forzar el aspecto "hemingway" de la vida de un escritor. Y lo pensé. Y ahí me respondí: mejor mantenerse ocupado cuidando casas de veraneantes profesionales. Eso le haría más gracia a Hemingway, que el 2 de julio se partió de un balazo, bajo el estruendo del suicidio.

Hemingway delira - Ibrahim Ferrer & Compay Segundo


Comentarios

Unknown ha dicho que…
Cuando uno esta afuera se da cuenta la notaslgia de no estar en casa, hace unos años me radique en Usa y trabajo cerca de los Hoteles cinco estrellas en Miami y auqnue es un lugar muy lindo no hay como estar en casa, hay que estar lejos para darse cuenta.
Anónimo ha dicho que…
Es fascinante pero torpe tu modo de encontrar cinco estrellas en miami. no deben ser cinco, no debe ser miami

Lo más visto en la semana

Twitter