Julio Cobos, "futuro vicepresidente, querido Julio Cobos"
El libro se llama Julio Cobos, un vicepresidente en la alcoba. Este fragmento cierra la investigación del texto. Resulta interesante recordar nombres, apellidos, declaraciones, gestos. Desde Néstor Kirchner a Alfredo Cornejo, del gobernador de San Juan, Gioja, hasta Leonardo Favio.
El 4 de octubre de 2007 Kirchner visitó San Juan, dominada por uno de sus más leales gobernadores, José Luis Gioja. Cobos estaba en la pista de aterrizaje, junto a Gioja, para recibirlo. Se cumplían 43 días en que los compañeros de fórmula presidencial no compartían un acto público, desde el lanzamiento a la gobernación de Daniel Scioli, realizado en Mar del Plata. “La relación está intacta, estamos trabajando y nos vamos a complementar muy bien”, declaraba Cobos por radio. Y enfatizaba que su participación en la campaña electoral se concentraba en Mendoza, tal como “está programado y acordado[1]”. Su presencia en San Juan, en cambio, fue sorpresiva, pero a nadie pareció incomodarle demasiado su presencia. Cuando lo divisó Kirchner en la pista de aterrizaje lo saludó con euforia:
- “Futuro vicepresidente, querido Julio Cobos”.
Lo entrevisté al gobernador Gioja, en su casa, una mañana de enero de 2008. “Cuando surgió el proyecto presidencial de Kirchner, impulsado incluso por Duhalde, nosotros jugamos de entrada. Era una época donde nadie daba un peso por nada. E incluso nadie sabía lo que iba a pasar en el país”. Luego repasó los momentos de encuentros y desencuentros con Cristina, en el Senado de la Nación, y con el propio Cobos, que, ya siendo vicepresidente, hizo pesar su influencia para nombrar a un ladero suyo al frente del Instituto Nacional de Vitivinicultura, maniobra que desairó los deseos de Jaque en Mendoza y el propio Gioja en San Juan. “A Kirchner le tocó apagar incendios y cerrar heridas. Y a Cristina le toca la responsabilidad de que no se produzcan más esos incendios, que no se abran heridas[2]”, analizó.
La presencia de Cobos en San Juan limó las asperezas y allanó las dificultades que el sector del llamado radicalismo K. encontraba para comunicarse e involucrarse en una campaña que no los ignoraba, pero que tampoco los tenía en cuenta. El periodista Mariano Obarrio, de La Nación, se comunicó ese día con el candidato a vicepresidente, que le manifestó: “Yo no sirvo para ser una figura decorativa. No le sirvo al proyecto. Por algo me aceptaron dentro de la fórmula presidencial. Cristina será la presidenta y gobernará. No busco competir con ella, sino ser un complemento, asesorarla si me lo pide, reemplazarla si viaja. De ahí en más, discutiremos todas las diferencias, con una relación de respeto, y consensuaremos. Siempre uno puede tener distintos puntos de vista. El vicepresidente puede ser una persona de consulta, si el presidente lo considera necesario[3]”.
Al día siguiente de la tarde sanjuanina de reconciliación, un jueves, Cobos volvía a ingresar a la Casa Rosada, por instrucción de Kirchner, y en esa misma tarde-noche se sumó a un acto de recaudación de fondos para la campaña, en la que estuvo al fin con Cristina, en el Sheraton, para desmentir, a base de fotografías, los cortocircuitos que las segundas líneas de Cobos destacaban como ingrediente característico de cara a las elecciones. Según los consultados, y que algunos recortes de prensa confirman, la causa de la indiferencia K. era muy precisa: aún no digerían las críticas que semanas antes había lanzado el mendocino a propósito de la administración del INDEC y de la manifiesta manipulación de las estadísticas de la inflación.
Un hombre de su riñón, Horacio “Pechi” Quiroga, supo definir los vaivenes del ingeniero: “A Cobos le cuesta direccionar un rumbo. Pero cuando encuentra un punto y visualiza otro, traza una recta y actúa en consecuencia[4]”.
El domingo 28 de octubre la fórmula presidencial conformada por Cristina Fernández y Julio Cobos fue la ganadora de la contienda obteniendo un porcentaje de votos que se acercó al 45% del total del electorado nacional. Ese día, por la tarde, llegaron las principales figuras del peronismo K. hasta el Hotel Intercontinental, entre ellos Néstor Kirchner y su esposa, que a la noche hablaría para todo el país como la nueva presidenta de Argentina.
“Quiero convocarlos a todos, sin rencores, sin odios, inclusive a todos aquellos que pudieron agraviarnos o descalificarnos en este proceso electoral. Queremos también tenderles la mano porque es necesario reconstruir el tejido social e institucional de los argentinos”, declaró.
“El Presidente le va a tener que agradecer a Cobos haberle posibilitado ganar en primera a vuelta a su esposa[5]”, dijo Alfredo Cornejo, también esa misma noche, una de las pocas voces triunfantes en Mendoza. “Perdimos los que fuimos candidatos en la provincia. Cobos y Cristina Kirchner ganaron en Mendoza con más del 55% de los votos[6]”, destacó Jaliff, abonado a la teoría del vaso mitad lleno.
Cobos, ese día, comenzó su actividad pública, a las 10, cuando salió a la puerta de su casa para saludar a los vecinos y convidarle un café a la mujer policía que custodiaba su vivienda. A las 11 ya estaba en el Parque San Martín, con sus mujeres: la esposa y sus dos hijas. Dos custodios atrás y delante del grupo la mascota, su perra Bianca. Más temprano había recibido a Canal 7 y Diario UNO. Algunas de las frases que dejó antes de los ejercicios físicos: “Venía viendo la necesidad de una concertación antes de que se concretara”, y soy dueño de “una buena parte de la Concertación nacional”.
Luego de la sesión aeróbica por el Parque regresó a su casa. Desde allí salió hacia la escuela Carlos Vergara para votar en la mesa 97. Antes de las 14 se marchó a la casa de su amigo Osvaldo Gonzalo, en Barrio Ujemvi, camino al aeropuerto. Lo esperaba el asado familiar del mediodía. Luego descansó y media hora antes de que se cerraran las urnas viajó en un Lear Jet, también con su familia, hacia Buenos Aires, rumbo al Hotel Intercontinental.
Antes de volar dijo que había recibido una llamada de Alberto Fernández, en la cual le ratificó el resultado del estudio en boca de urna del gobierno que lo hacía vicepresidente de la nación electo. Sin embargo no apareció triunfalista, pues a la hora de hablar de Mendoza dijo allí que no tenía certezas sobre la suerte electoral de la Concertación y que la encuesta que manejaba no era favorable. En el bunker local de la Concertación, en el Hotel Aconcagua, el clima era muy denso, con algunas acusaciones por lo bajo y otras inoportunidades, como la de no aceptar la derrota.
“Julio Cobos apareció en un segundo plano en el imponente escenario del hotel Intercontinental, donde Cristina Fernández dio ayer su primer discurso como presidenta electa[7]”, publicó Diario UNO. “Cristina tuvo palabras de agradecimiento hacia Cobos, y destacó “la decisión de impulsar una concertación plural” para competir en estos comicios”. Prosigue, para finalizar con palabras de Cobos, que ocupará “el lugar que le corresponde a un vicepresidente, apuntalando a la presidenta en lo que necesite[8]”, y remarcó que uno de los primeros desafíos será revertir la situación del INDEC, que en los últimos tiempos fue cuestionado por sus mediciones de la inflación.
A fines de noviembre de 2008, un año después de aquellos días del Hotel Intercontinetal, Néstor Kirchner, en la intimidad de una reunión política en Olivos, en la que se encontraba el gobernador de Mendoza, Celso Jaque, y otros pocos intendentes de la misma fuerza, admitió:
-Yo y un hombre que estaba en mi gabinete (por Alberto Fernández) somos los responsables de que Cobos sea vicepresidente.
Antes había declarado, en igual dirección: “Cristina no tuvo la suerte de tener un vicepresidente leal como otros. No tuvo la suerte de otros presidentes con vicepresidentes leales, como Alfonsín que tuvo a Víctor Martínez, como ese presidente que no quiero nombrar que tuvo a Eduardo Duhalde, como ese mismo presidente que no quiero nombrar que tuvo a Carlos Ruckauf[9]”.
Un comprovinciano del ingeniero, el cineasta y cantante Leonardo Favio, escribió una solicitada, al término de 2008, en donde le pedía a Cobos que “renuncie al cargo que se ganó de upa, porque –no se engañe ni engañe- Usted no fue elegido por el pueblo, sino por un traspié fatal del Dr. Kirchner. Aunque dudo que lo hará porque Ud. no siente culpa; o, mejor dicho, Usted no tiene nivel para ser culpable. No sea atolondrado, renuncie y será el acto más heroico y aventurado de su desdibujada vida[10]”.
La historia, a todos ellos, también los juzgará.
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