Vendimia parece ser sinónimo de Mendoza. Todo se explica porque la industria madre, la del vino, causó una cultura, que hasta el día de hoy se extiende en cada rincón de Mendoza. Los tiempos han cambiado, claro. Y aún cuando ya no sea la industria madre de Mendoza, la provincia se rinde año a año, se embandera, en ese espíritu que tiene más de melancolía, a veces, que de realidad. Es tanta la confusión, tanto el comercio, que hasta existe una Vendimia Gay, lo que siempre parece una clara discriminación y una sonza y pueblerina acción de ghetto. Pero más allá de cualquier juicio, el testimonio gráfico, extraído de la prensa de la época, mejor habla sobre la cultura del vino y la celebración del vino. Es una fotografía de 1926. tomada en una de las avenidas centrales del Parque San Martín. Ni siquiera existía el teatro griego que sabe albergar el espectáculo central ni las alegorías de carruajes que hoy inundan y toman las calles. Todo ha cambiado, dirán los evolucionistas. Nada ha cambiado demasiado, dirán los escépticos. Al final, cuando el pueblo se expresa, de nada sirven tantas opiniones. Vendimia 1926, Parque General San Martín.
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