Violetta Club con nuevo espectáculo: Membra
El Violetta Club estrenará Membra, una serie de cantatas del compositor alemán Dietrich Buxtehude, el 10 de julio, en el Teatro Universidad, a las 20 y 21.30. La obra de Buxtehude data de 1680 y su título original es Membra Jesu Nostri (Los Miembros de Nuestro Señor Jesús). Son siete cantatas, compuestas con textos bíblicos y un poema medieval, dedicadas a Dietrich Düben, organista y compositor sueco.
Buxtehude hizo una novedosa mezcla de sonatas, coros y arias para solistas o tríos con ritornelli instrumentales, tomando textos del antiguo testamento y de un poema atribuido bien a Bernardo de Claraval –el creador de la orden de los Templarios- o bien a Arnulf de Lovain.
La extrañeza de la obra de este compositor alemán reside en que estas siete cantatas dedicadas a las llagas de Cristo (pies, rodillas, manos, pecho, costado, corazón y rostro) no son exactamente las llagas que tradicionalmente son objeto de devoción: las producidas por los clavos en manos y pies, y la del costado, que producida por una lanza, atraviesa el tórax y llega al corazón.
Federico Ortega Oliveras apostará a lo contemporáneo para actualizar el mensaje de súplica y agradecimiento. Violetta Club con sus instrumentos y un coro preparado por Elisabeth Guerra, con un seleccionado de cantantes que no sólo cantan sino que ponen el cuerpo para montar esta obra sobre El Cuerpo, están a cargo de la música.
La obra Membra Jesu Nostri es un ciclo de siete cantatas y fue compuesta en 1680, en plena madurez del compositor, cuando ya residía en Lübeck. Cada una de ellas está dedicada a una parte del cuerpo sacrificado de Jesucristo. Buxtehude organizó las cantatas en secciones: una sonata instrumental, seguida de un concerto para voces e instrumentos, luego siguen arias para una o tres voces y una repetición del concerto. Salvo en la última cantata, que termina con un Amen final, se respeta este esquema prefijado. Buxtehude seleccionó textos bíblicos para los concertos (de Nahum, Isaías, Zacarias, el Cantar de los Cantares, Pedro y los Salmos), y tres estrofas del poema medieval “Rhythmica oratio” atribuida a Bernardo de Claraval (1090 - 1153), o a Arnulf de Lovain (1200 - 1250)
Su interpretación exige un coro a cinco voces (sopranos I y II, contraltos, tenores y bajos), y una pequeña orquesta de violines, viola da gamba, violoncello y bajo continuo).
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