El peronismo canchero que subestimó al pibe del Newman


Por Mauricio Runno

La foto elocuente de la canchereada peronista pudo vislumbrarse en su esplendor con el minué del traspaso del mando de CFK al electo Mauricio Macri. Un paso de varieté, por donde se lo mire. Finalmente, la canchereada fue de tal extremo que este país tuvo que tener un presidente interino, Federico Pinedo, debido a que la saliente se negó a cumplir con una obligación republicana: el traspaso del gobierno.

Pero la canchereada venía desde antes: CFK nunca creyó que podía perder la escena política, menos que menos cuando los oponentes se trataba de un grupo de chetos urbanos, liderados por un chico salido del Newman, colegio de las élites argentinas. 

En diciembre de 2012 la entonces presidenta desplegó una suerte de manual de instrucciones para el PRO, mezcla de soberbia, ironía y vahos del poder:


El peronismo canchero y sobrador parece volver al llano, como casi todo en esta época de cambios de paradigmas. Y lo hace desde una posición que deberán repensar a la hora de refundarse: la poca sintonía de sus ideas y actitudes con las de las mayorías contemporáneas. Macri dice que el cambio es una batalla cultural. Y posiblemente sea el mayor reto a entender para una fuerza que cancherea y subestima al resto con la legitimidad de quien no salió jamás campeón del mundo.

El peronismo deberá abandonar el pensamiento mágico. Una de esas expresiones casi absurdas es sentirse el pueblo elegido, los hombres y mujeres predestinados a gobernar la Argentina. También debería democratizarse, puertas adentro. Y actualizar su visión e ideología, puesto que los decálogos surgidos de Juan Perón ya resultan obsoletos.

La democracia en Argentina necesita de un peronismo a la altura de la época. La respuesta, por ahora, está en manos de quienes ya han sufrido demasiadas derrotas como para seguir canchereando.

El pibe del Newman no podría ser el peor verdugo de un movimiento que se arroga lo popular, lo nacional. Las urnas no mienten. Y Mauricio Macri, tal como hizo cuando comenzó su gestión como presidente de Boca Júniors, va demoliendo mitos y consolidando sus objetivos sobre seguro, paso a paso, como los gatos.

La de este domingo ha sido su primera vuelta olímpica desde que está al frente de la Rosada.


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