Manual para demoler progresistas, el libro del tuitero Gustavo Beaverhausen


Twitter Argentina ofrece grandes mentes al servicio de la ironía, el cinismo y la agudeza. En definitiva: del humor más ácido que pueda encontrarse en el ecosistema de medios de comunicación. Uno de ellos es el ahora célebre y ficticio Gustavo Beaverhausen. Su libro "Manual para demoler progresistas" es una verdadera invitación a la creatividad en humor político.

Por su posición política, abiertamente antipopulista, debe mantenerse en la clandestinidad. Se comunica con sus fieles a través de libros como este y de Twitter, en su cuenta @MisOdios.

Su biografía adelanta el tono de sus reflexiones:

"Es un pensador latinoamericano, miembro del Círculo Rojo, autor de la célebre novela gaucha Payada del diptongo y de la epopeya Memorias de un toba en Nueva York, con prólogo del cacique Napalpí Baruta. Publicó ensayos en prestigiosas revistas académicas, como el semanario de la Sociedad de Endocrinólogos de Tapalqué, El Tribuno de Carlos Keen y Tornquist Today, de los bomberos voluntarios de Saldungaray.

 

Nació, creció y se estima que se reprodujo. Todavía no ha muerto. No es mucho más lo que se sabe sobre su vida ajena a su obra intelectual. Circulan de él dos únicas imágenes, apócrifas, dependiendo del ala del beaverhausenismo que se consulte. Los beaverhausenistas clásicos, más devotos y pragmáticos, adoran la figura del hombre con sonrisa giocondina como si fuese el Santo Sudario de Turín. Los beaverhausenistas agnósticos, en cambio, descreen de la veracidad de las fotos y sospechan que el rostro del verdadero Beaverhausen debería delatar los mismos atributos que su prosa: un hombre honesto, interesante, sexy, creativo, bueno en la cama y capitalista.


Malcom Gómez, otro sospechoso en identidad real, lo presenta en los siguientes términos:

"Ahora, cuando un progre dice que la Venezuela de Nicolás Maduro no es una dictadura y que en realidad el tema “es más complejo”, nos reímos sin culpa. Pero no siempre fue así. Con su buenismo vacío, su alegada superioridad intelectual y moral, su jerga pretenciosa, estos ideologizadísimos sujetos nos hacían callar la boca y bajar la cabeza.

Un día, por suerte, algo empezó a cambiar.


Y, para que ese cambio ocurriera, ayudaron mucho las gotitas diarias de mordacidad incorrecta de Gustavo Bearverhausen, el @MisOdios de Twitter. Ayudaron mucho desenmascarando la hipocresía y la impostura de estas personas solemnes y sentenciosas. Ayudaron mucho a que hoy las podamos ver convertidas en clichés y en arquetipos burlables (el K de Palermo Soho, por nombrar uno).

Gustavo Bearverhausen abandona la restricción de los 140 caracteres de Twitter y se extiende a través de razonamientos brillantes que recorren la historia argentina, en especial la década kirchnerista, ofreciendo una herramienta imprescindible para el ciudadano de a pie.
El Manual para demoler progresistas reivindica el sentido común de las personas que piensan que no todo es más complejo, y que muchas veces las cosas son lo que parecen".

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