Alan Faena, David Bowie, Seu Jorge, Miami, Wes Anderson. A batir la coctelera. Y luego dejar reposar para servir el mix de una noche inolvidable, en un lugar no menos confortable.
22 de agosto de 2016
Del latín virtuōsus.
1. Que se ejercita en la virtud u obra según ella.
2. Propio de la persona virtuosa.
3. Dicho de una cosa: Que tiene la actividad y virtud natural que le corresponde.
4. Que domina de modo extraordinario la técnica de su instrumento.
5. Dicho de una persona: que domina cualquier arte o técnica.
El Faena Hotel Miami Beach fue galardonado hace una semana con el Premio Virtuoso, en la categoría al Mejor Logro en Diseño. "El diseño del hotel es una fiesta para los ojos. Desde el momento que entra un cliente es transportado a una tierra de fantasía visual, con una sofisticación y estilo que no tiene paralelo", expresa Judy Stein, responsable de esta red internacional de agencias de viajes de gran lujo.
Hace casi dos años, en las páginas de Financial Times, el propio Faena desplegaba un plan más que estratégico: "Miami es la puerta abierta a América Latina. Pero lo importante para nosotros es que estamos llegando en esta dirección - de sur a norte -. Con nuestra voz, nuestro servicio, nuestra comida, nuestra forma de vivir y nuestra creatividad".
En las páginas del mega prestigioso diario que leen los que mueven el mundo, no dejaron escapar el detalle:
"Faena durante 10 años se ha vestido exclusivamente de blanco, a menudo luciendo un sombrero de plumas, como un Gatsby de la actual América".
El protagonista respondió, leve y suelto:
"Me sienta bien ese color. ¿Por qué cambiar?".
Faena multirubros
Faena es más que un oportunisísimo empresario inmobiliario. Es bastante pública su debilidad por el coleccionismo de arte latinoamericano y universal. Y sabe escoger socios, como Len Blavatnik, el multimillonario dueño de Warner Music. Con él levantaron el Saxony Hotel, uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, construido en 1947, que fuera restaurado por el cineasta Baz Luhrmann y su esposa Catherine Martin. La esperanza del glamour perdido ha sido restablecer su famoso ascensor de cristal, que alguna vez sirvió para rodaje de Dean Martin y Elizabeth Taylor.
Tampoco es secreto que la música es otra de las pasiones del argentino. Su experiencia en Buenos Aires, su dedicación por presentar shows únicos, en veladas memorables, ahora se extiende a Miami. Pero en otra escala. Y por eso no debe haber dudado en abrir en su laboratorio musical la nueva gira del brasilero Seu Jorge.
Obviamente que no es un recital más, sino que el brasilero ha reunido en su show aquellas canciones que lo hicieron saltar del absoluto anonimato, en 2004, a cierta fama, que luego lo convertiría en una estrella más en el firmamento vasto de la música brasilera contemporánea.
Seu Jorge apareció, por entonces, como un personaje muy secundario en la película "La vida acuática", de Wes Anderson. Y sus intervenciones eran clips en los cuales, sin saber una frase en inglés, Seu Jorge le ponía letra en portugués a clásicos de David Bowie, bajo el nombre de ficción Pelé Dos Santos.
Sin hablar inglés ni saber qué decían sus letras reversionó a Bowie.
Wes Anderson ya se había mostrado como un cineasta distinto con "The Royal Tenenbaums", una increíble historia de una familia disfuncional, en clave de comedia negra, de extraña lírica, corrosiva, cínica. La siguiente película sería esta de las canciones de Bowie, en homenaje a los investigadores de océanos (inequívocamente a Jacques Cousteau).
Seu Jorge nació en una favela. Y aunque su madre quisiera un futuro suyo relacionado al fútbol, el pequeño le salió artista, entre actor y músico. En la primera faceta ocupó un papel lateral en la película "Ciudad de Dios". Luego rodaría por Europa, guitarra en mano, hasta ser descubierto por Anderson. El resto es historia más conocida.
Fragmento de "Changes", en versión carioca:
Não é por nada não mas vou me divertir
Enquanto a vida assim permitir
Só procurar fazer amigos do bem,
se precisar ajudar também
E agora a liberdade e o horizonte
Só você não sacou
Nova York, Ipanema ou Hong Kong
É nessa aí que eu tô


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