Drogas y cultura, según el ministro de Cultura de Brasil
Por Juca Ferreira, ministro de Cultura
Con el lanzamiento del libro “Drogas y Cultura: nuevas perspectivas”, editado en colaboración con la Universidad Federal de Bahía, el Ministerio de Cultura espera contribuir al debate y a una mayor eficacia de las políticas públicas sobre drogas en nuestro país.
Sabemos que es un tema relevante, complejo, de extrema delicadeza y que envuelve posiciones muy dispares. No huir del debate y la polémica ha sido una postura de este Ministerio. No podemos abstenernos de esta discusión, especialmente, por la gravedad creciente de que se reviste. Sobre todo porque la dimensión cultural no puede estar ausente de ella, si queremos desarrollar una acción responsable sobre el asunto.
La cultura no es apenas un componente más, la cultura es de importancia fundamental. Sentimos que la sociedad no está sabiendo tratar el tema de la drogas. No es apenas un asunto de policía y de salud pública. Con “droga” o sin “droga”, los seres humanos en todos los tiempos han buscado ampliar el horizonte de lo real. Parece ser algo intrínseco a su naturaleza. ¿Y cómo desconocer que, históricamente todas las culturas tienen relación con sustancias psicoactivas?
Necesitamos escapar de una visión simplista y superficial del asunto; este tema debe ser abordado, preferencialmente, de una manera multidisciplinaria ya que su comprensión implica la consideración de diversos aspectos, como los farmacológicos, los sicológicos y los socioculturales. No se trata de desconsiderar los riesgos y las complejidades bioquímicas del uso de esas sustancias, sino de abrir más espacio para este tipo de reflexión en la discusión sobre las “drogas” en la actualidad.
Un nuevo punto de vista, basado en la reducción de daños, ha surgido en el mundo entero con apoyo de varios científicos, e incluso con la participación de varios ganadores del premio Nobel. En Brasil, hace algunos años presenciamos la saludable maduración académica de las investigaciones y los estudios sobre los usos de “drogas”. Antropólogos, sociólogos, historiadores, médicos, juristas, economistas y tantos otros investigadores –algunos de ellos colaboradores del libro en mención- están revelando facetas inusitadas sobre este fenómeno de nuestro cotidiano, tan frecuente en nuestros titulares mediáticos.
Está en curso casi un movimiento intelectual que ofrece un abordaje biosicosocial de los estudios sobre “drogas”, un movimiento comprometido con la reflexión sobre este polémico tema y sobre sus paradojas, que busca fecundar un debate público que se ajuste más al pluralismo, diversidad y democracia que han caracterizado a nuestro país. No se puede analizar el uso de “las drogas” exclusivamente a partir de sus aspectos farmacológicos y biológicos; necesitamos tener en cuenta las variables psíquicas individuales y el contexto social.
La militarización en el combate a las “drogas” está perdiendo la batalla en Occidente. Esta acción no ha diferenciado al usuario del traficante, para ella el consumidor es un cómplice. No se interesa en las diferencias importantes entre las drogas, tanto en el ámbito de las alteraciones de la percepción y de las actividades cerebrales, con las diferentes consecuencias físicas y psíquicas de cada una de ellas y no considera la necesidad de comprender los contextos sociales y comportamentales de los usuarios.
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